Como ha sucedido desde que comenzó el asedio contra Venezuela, los
llamados “bachaqueros” se han organizado para imposibilitarnos comprar
comida. Llegan temprano, a veces desde la madrugada, reparten números,
ejercen violencia y el control de las colas con la complicidad de muchos
comerciantes que se han unido a esta guerra despiadada contra la Revolución Bolivariana.
Con angustia cada día vemos cómo los tradicionales centros de
abastecimiento ya no nos abastecen, en un esfuerzo desesperado de la
derecha y el imperialismo por hacer verdad la tan publicitada “crisis humanitaria” que según ellos habría obligado a los venezolanos a comer gatos, perros y hasta palomas.
La capitalina parroquia El Paraíso es uno de los tantos ejemplos de
la guerra económica contra el pueblo de Bolívar. Se trata de un espacio
geográfico que debería ser atendido por varias grandes cadenas de
supermercados y de farmacias, incluso cuenta con un Makro, pero en cada
uno de ellos se reproducen las desesperantes colas para comprar
alimentos básicos. Los bachaqueros y sus jefes están organizados y
nosotros no, por lo que hasta ahora nos van ganando la pelea.
En Venezuela el 80% de los canales de distribución de los productos
básicos hasta hoy están controlados por el sector privado, que en su
mayoría se ha sumado al golpe contra el presidente Nicolás Maduro y
contra la democracia venezolana, caotizando la distribución de los
alimentos para que la sentencia del “hambre” en Venezuela emanada por el
Departamento de Estado de los Estados Unidos se haga realidad.
Por eso surgieron los Comités Locales de Abastecimiento y Producción
(CLAP) como una nueva forma de organización del pueblo para distribuir
los alimentos casa por casa.
La iniciativa, aún incipiente, ha sido objeto de despiadadas campañas
de desprestigio, bajo la premisa de que “ahora los chavistas serán los
que deciden quién come y quién no”, irónicamente ignorando que fue la
derecha quien decidió que el pueblo pasara hambre y sin escrúpulos mueve
todo su poder económico para que nuestras neveras estén vacías.
José Luis Gámez, miembro del Estado Mayor del CLAP en la parroquia El
Paraíso, conoce lo bueno y lo malo de los CLAP, ya que es uno de los
encargados de practicar la técnica del “punto y círculo” que nos enseñó
el Comandante Chávez para organizar a las comunidades y que hoy se usa
para llevar la comida casa por casa a través del pueblo organizado.
– ¿Por qué son necesarios los CLAP?
– El tener solo el 20% del canal de la distribución y que la derecha
controle el resto nos pone en desventaja dentro de la guerra económica y
eso se agrava porque no todos los productos llegan a los canales del
Estado o los recibimos en pocas cantidades, por lo que el deber ser de
reponer los productos cada 21 días todavía no se puede cumplir, pero
estamos trabajando para lograrlo.
– Muchos se quejan de que la bolsa no les llega y si llega tiene pocos productos.
– Ciertamente todavía está en construcción todo este proceso, por lo
que los CLAP deben canalizar la esperanza que es uno de los legados que
nos dejó Chávez, hay que generar la esperanza sabiendo que le está
llegando a otra comunidad, pero que también nos va a tocar. Nosotros
desde el Estado Mayor de los CLAP a nivel parroquial debemos garantizar
una programación para atender a todos, en nuestro caso a través de
Fundeca, Día a Día, Pdval y Pdmercal.
– ¿Pueden coexistir dos CLAP en una misma zona?
– No en un mismo territorio, porque no se pueden solapar ya que los
CLAP son territoriales, eso significa que tu calle empieza aquí y
termina aquí, este es tu espacio y no puedes salirte de él. El
comandante Chávez siempre nos enseñó que hay que determinar ese espacio
territorial definido en el norte, sur, este y oeste. Y si a mí me tocan
50 familias yo debo atenderlas y garantizarles que cuando toque la
distribución del CLAP la bolsa les va a llegar.
– ¿Existe alguna discriminación por ideología política?
– Nosotros no los excluimos, ellos se autoexcluirán si así lo desean.
Donde encontramos un opositor que quiere recibir los alimentos lo
admitimos y le llevamos un mensaje, ya que el CLAP es una instancia
política en donde sus responsables son cuadros revolucionarios, por lo
tanto aquellos Consejos Comunales que quieran ser atendidos teniendo un
pensamiento distinto a nosotros deben avalar al chavista que está allí.
Cada vez que se atiende un sector el que no se quiso censar entonces
ahora sí quiere censarse y nosotros les decimos te respetamos tu
pensamiento político pero recuerda que quien te está trayendo el
alimento es la Revolución y bienvenido si te quieres unir a nosotros.
Buscamos que por lo menos acepte la política que estamos desarrollando y
que el CLAP es la solución, porque significa la autogestión de los
problemas que cada uno de nosotros tenemos, porque estamos aprendiendo a
administrar nuestras necesidades y estamos obteniendo resultados muy
importantes en organización y concientización.
– ¿Cómo es la contraloría social dentro de los CLAP?
– Es la misma gente, eso surge casi automático. Si yo te pago una
bolsa tú me la tienes que dar, no te puedes hacer el loco y eso obliga a
que los voceros de cada calle sean responsables y cumplan.
– ¿Cómo se estimula la producción local?
– El CLAP es productivo, lo que quiere decir que nosotros podemos
comenzar a producir lo que necesitamos. Nuestros abuelos sabían cómo
hacer jabón pero por la facilidad que nos ofrecían las corporaciones
perdimos ese conocimiento, pero esos saberes se están retomando.
– ¿Pero se tiene acceso a los insumos para fabricar?
– Nosotros tenemos que garantizar la materia prima y ofrecer los
conocimientos para generar la autosuficiencia de lo que necesitamos con
productos, incluso de mayor calidad, para que no dependamos del
exterior, o por lo menos lo menos posible, y eso da soberanía y
seguridad alimentaria. Venimos de una generación boba que se acostumbró a
no producir y vivir solo del petróleo y eso cambió con la caída de los
precios del crudo, porque tirios y troyanos estamos viviendo la misma
situación, por eso es que el CLAP tiene su buena pegada, porque estamos
trabajando para salir de esta crisis y sí vamos a salir.
Fuente: ecopopular
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