Ha pasado casi un mes desde que el huracán Matthew azotó el sur de Haití y gente como Kettley Rosier y muchos de sus vecinos que todavía deben gastar lo poco que tienen en agua potable.
Los pozos y las tuberías de las que la gente de esta península depende para el agua limpia fueron contaminadas o dañadas por la crecida del mar o por las aguas residuales de las letrinas al aire libre que se usan habitualmente en las zonas rurales de Haití. Las aguas sucias de pozos y ríos transportan la bacteria del cólera, que los epidemiólogos sospechan puede haber infectado a miles de personas desde el paso del huracán de categoría 4.
En pocas palabras, no hay suficiente agua limpia para beber, y menos bañarse, en sitios como Coteaux, aumentando las penurias de gente que a menudo perdió su vivienda, sus cosechas y sus animales, que eran su sustento.
“Estamos cansados de esto”, dijo Rosier una mañana reciente, mientras se rascaba un sarpullido producto probablemente de un baño que se había dado con aguas sucias. La mujer tiene que comprar pequeñas bolsas de agua para beber a vendedores callejeros. “Solo Dios sabe cuando volverá el agua limpia”.
Una cantidad de organismos internacionales de asistencia han trabajado intensamente en la limpieza de pozos contaminados, distribuido millones de tabletas purificadoras e instalado estaciones de tratamiento del agua en los lugares más golpeados por el huracán. Pero eso no es suficiente.
Aproximadamente el 90% de las tuberías que transportan agua en el sudoeste de Haití fueron dañadas por la tormenta del 4 de octubre, según el servicio de obras sanitarias. Los pozos, tanto privados como comunitarios, fueron contaminados en tres provincias.
La contaminación de pozos combinada con la caída de mucha lluvia durante el huracán crearon las condiciones propicias para la propagación de enfermedades como el cólera, que causa una rápida deshidratación y puede matar a una persona en cuestión de horas si no es tratada rápido. Las autoridades y organizaciones de asistencia dicen que han detectado materia fecal y la bacteria E.coli en el agua.
“Muchas fuentes (de agua) están contaminadas en estos momentos”, dijo Leo Tremblay, canadiense que es coordinaros de agua y sanidad de Médicos Sin Fronteras, agrupación que supervisa un centro de tratamiento de cólera en Port-a-Piment y que ha enviado personal en burro a localidades remotas para ofrecer asistencia.
En Jeremie, una ciudad devastada por el huracán, dos estaciones purificadoras de agua operadas por el gobierno francés han limpiado 450.000 litros de agua de río. Pero especialistas internacionales dicen que muchas comunidades costeras siguen sin tener suministros adecuados de agua.
Mucha gente está corriendo serios riesgos
En partes de la ciudad de Les Cayes se ve gente bebiendo agua de un pozo contaminado, ignorando agua tratada llevada por una organización de South Carolina conocida como Water Mission (Misión del Agua).
“Estamos acostumbrados al agua sucia”, explica Ephraim Bernard, un hombre desocupado de 24años que estaba parado junto a un pozo de agua contaminada ubicado cerca de un vertedero de basura donde tres personas defecaban a la vista de todos una mañana reciente.
Se cree que el cólera llegó a Haití en el 2010, traído por un soldado de las fuerzas de paz de las Naciones Unidas proveniente de Nepal. Ha matado a unas 10.000 personas y enfermado a más de 800.000. Los haitianos conocen los riesgos y generalmente tratan de evitar contagiarse de enfermedades.
Yvette Dorival, de 22 años y quien vive en Port Salut, pueblo costero devastado por el huracán, camina dos horas tres veces por día para llevar a su casa agua de una planta de tratamiento instalada por la organización española Bomberos Unidos Sin Fronteras. A su paso se topó con trabajadores humanitarios suizos que trataban de arreglar una tubería rota.
“¿Por qué hay solo extranjeros trabajando para darnos agua a los haitianos”, se preguntó.
Las autoridades dicen que es poco probable que se resuelva pronto el tema del agua sucia. Jean-Martin Braul, especialista en agua y en sistemas sanitarios del Banco Mundial, cree que será necesario distribuir tabletas purificadoras de agua y agua potable durante seis meses en las zonas más afectadas.
Los servicios públicos ya eran malos antes de la tormenta y ahora ni qué hablar. Algunos pueblos costeros del sudoeste comenzaron a recibir agua potable de cañerías en años recientes, pero todavía no hay plantas para tratar las aguas residuales en la zona. Solo una cuarta parte de los haitianos tienen acceso a inodoros o letrinas que disponen del agua sucia de una forma higiénica, de acuerdo con el Banco Mundial.
Ahora las autoridades ven la oportunidad de mejorar la situación. Matthew coincidió con una iniciativa de la ONU para invertir más dinero en agua y sistemas de sanidad limpios como parte de un nuevo enfoque para combatir el cólera en Haití.
“Es una oportunidad de modernizar nuestros sistemas”, señaló Oswald Hyppolite, funcionario de obras sanitarias de una provincia al sur del país.
La ayuda todavía no llegó a la comunidad de Rosier, donde los vendedores aumentaron el precio del agua un 25% y su familia tiene dificultadas para pagarla. “Necesitamos agua para sobrevivir, lo mismo que los demás”, expresó la mujer.
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