Mónica
Masiel Abreu Rivera, una licenciada en
educación especial de 39 años, luego que asesinó
a su Marido, Luis Alberto González Correa, diez años menor que ella,
se lanzó encima del cadáver llorando y luego salió a la calle pidiendo auxilio.
El crimen ocurrió a eso de la una de la madrugada
en una vivienda que ambos compartían desde hace cuatro
meses en la avenida 51 del barrio Agua de Dios, en la parroquia Cacique Mara de
Maracaibo luego de dos fuertes discusiones que la pareja sostuvo entre la noche
del sábado y esta madrugada en medio de una ingesta de alcohol.
La mujer fue detenida esta misma madrugada por los
funcionarios del CICPC que fueron a levantar el cadáver. Ella nunca se apartó
de la escena del crimen. Vecinos de esa barriada aseguraron que sólo ella había
tomado licor y Luis Alberto, quien trabajaba haciendo contratos de granito, la
fue a buscary la encerró en su casa.
Los
hombres del CICPC corroboraron ese testimonio luego que entrevistaran a Mónica.
Dijo la educadora que su pareja la dejó encerrada. Ello habría sido la causa
del pleito, reveló uno de los investigadores. Fueron dos veces que discutieron.
Un pariente del hoy occiso comentó que la pareja tenía viviendo diez años y
era una constante los pleitos. Habitantes de esa barriada aseveraron que Luis
Alberto Golpeaba a su mujer a cada rato. Esa misma noche él la había
maltratado, explicó uno de los investigadores.
Tanto
Luis Alberto como Mónica Masiel no tenían hijos. Él se dedicaba a sus trabajos
de granito y ella en oficios del hogar desde que dejó de trabajar en un centro
de enseñanza primaria hace unos tres años.
A la una de la madrugada se escucharon los gritos
dentro de la vivienda pero los vecinos ya estaban acostumbrados a los pleitos,
pero cuando vieron a Mónica salir a la calle con sus manos y ropa llenas de
sangre, presintieron que algo malo había
ocurrido.
La mujer
en medio de la calle comenzó a gritar, “ayúdenme, ayúdenme que lo maté”.
Inmediatamente la maltrecha avenida 51 se llenó de gente e igualmente
el interior de la casa. Dentro de una habitación encontraron tirado en el suelo
en un charco de sangre el cadáver de Luis Alberto González.
Una de
las versiones que maneja el CICPC es que Mónica esperó a que su marido se
durmiera y en la cama lo atacó. Le dio una sola cuchillada que le llegó al
corazón. Luego hubo como un acto de arrepentimiento, se abalanzó llorando
encima del cuerpo moribundo de su cónyugue y este le dijo, “¡negra…no me dejes
morir!.
No hubo nada que hacer, la víctima murió en pocos
minutos. Mónica Masiel, una vez arrestada, continuaba llorando pero no era por estar
presa. Uno de los funcionarios encargado de las investigaciones aseguró que la
mujer estaba enamorada de su esposo y por ello lloraba en su celda. Le confesó
a los del CICPC que en dos oportunidades había denunciado por violencia física
ante el Cbpez y la fiscalía a Luis Alberto, pero no lo quería abandonar. “Era
una relación de riña y amor que lamentablemente
culminó en muerte”, dijo un inspector de la policía científica.
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