Blackberry presentó oficialmente en Colombia el KeyOne, su más reciente dispositivo y el primero que nació del acuerdo entre esta empresa y el fabricante chino TCL.
Un poco de contexto rápido antes de continuar. Para septiembre de 2016, Blackberry anunció que dejaría de fabricar sus propios teléfonos después de luchar en un mercado que cambió drásticamente con la llegada del iPhone (y la inclusión de la tecnología de pantalla táctil y las aplicaciones móviles) y la aparición de Android como el sistema operativo dominante del mercado.
En diciembre de ese mismo año, se firmó un acuerdo entre Blackberry y el fabricante chino TCL mediante el cual la primera empresa proveería la marca, el software y servicios asociados a un teléfono, mientras que la segunda se encargaría de fabricar los celulares como tal. De ahí nació el Key One, que fue presentado por primera vez en el Mobile World Congress de Barcelona, en febrero de 2017.
TCL tiene una larga historia de producir teléfonos para otras marcas, lo ha hecho para Alcatel por ejemplo. En su momento, la noticia del acuerdo fue vista con buenos ojos por parte de inversionistas y analistas del mercado debido al buen récord de confiabilidad que tiene el fabricante chino para el ensamblaje de dispositivos electrónicos (no sólo teléfonos inteligentes, sino también televisores, entre otros).
Ya entrando en materia, fiel a la filosofía original de la compañía canadiense, lo más atractivo del KeyOne es la inclusión de un teclado físico en una era de pantallas táctiles que, con la utilización de OLED, tienden a cubrir cada vez una mayor parte de la superficie del teléfono. El camino de Blackberry es una apuesta propia por entregar la clásica interfaz de sus teclados físicos (reconocidos en su momento como algunos de los mejores de la industria) además de una pantalla táctil tradicional de 4,5 pulgadas.
Esta especie de hibridación es quizá el factor que termine por enganchar nuevos consumidores, o usuarios que regresan a la marca, pero que también puede terminar por alejar a una generación acostumbrada a la tendencia actual del mercado, que marcha al ritmo de teléfonos cada vez más grandes y con mayor pantalla.
“Le estamos apuntando a un consumidor profesional, que no necesariamente es un usuario corporativo, pero sí alguien que utiliza intensamente su dispositivo y que tiene en mente consideraciones como la rapidez para producir, así como la seguridad. Blackberry fue siempre reconocida por la seguridad de sus comunicaciones y esta característica sigue presente en el KeyOne”, cuenta Patricia Arteaga, la cabeza comercial de la marca para el norte de Latinoamérica.
El teléfono cuenta con el estándar de cifrado IPFS, que, en pocas palabras, es un sistema aleatoriode guardar la información. Esto permite que el sistema escoja rutas diferentes para almacenar y utilizar diferentes recursos de la memoria, lo que a su vez dificulta el acceso no autorizado durante un ataque digital.
TCL fabrica el KeyOne con una tecnología conocida como root of trust, que en este caso opera como una suerte de firma digital para las partes físicas del teléfono, asegurando más el dispositivo en caso de intervención de porciones de la memoria para manipular aplicaciones o partes del sistema operativo, por ejemplo.
Arteaga asegura que, además de correr la más reciente versión de Android (y tener la posibilidad de subirse a Oreo, la próxima gran actualización del sistema), el compromiso de Blackberry es publicar actualizaciones de software al menos una vez al mes para asegurar la integridad y desempeño del equipo.
Aunque fue anunciado en febrero, el equipo comenzó a ser distribuido entre junio y julio en mercados focos de la marca. En la región estará presente en países como Chile, Argentina, Perú, Ecuador, Brasil, México, así como en varios países de Centroamérica. En Colombia, el equipo tiene un valor de $2´299.000.
A pesar de que el teclado del KeyOne puede traer una fuerte carga de nostalgia para algunos usuarios, su inclusión en este dispositivo va más allá del sólo asunto de teclear, pues también funciona como una especie de trackpad. Esto le permite al usuario navegar más cómodamente páginas cuando tiene la pantalla en modo horizontal, así como escoger más rápidamente sugerencias del texto predictivo. En las primeras reseñas del equipo no queda claro si el teclado en efecto permite más rapidez a la hora de interactuar con el teléfono, pero la opinión generalizada es que éste no desmerece en absoluto frente a la pantalla táctil presente en prácticamente todos los celulares inteligentes en el mundo. Y esto ya de por sí es una pequeña, pero notable, victoria para la alianza Blackberry-TCL.
El KeyOne viene con una configuración de hardware, que bien podría pasar por estándar: el popular procesador Snapdragon 625 de Qualcomm, 3GB de RAM, batería de 3.505 mAh, protección Gorilla Glass 4 para la pantalla, y cámara trasera de 12 megapixeles (sobre esta última vale la pena destacar la utilización del sensor IMX378 de Sony).
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