Los celulares han ido evolucionando a tal punto que cada vez son más pequeños y potentes. Y es que estos dispositivos llegaron para quedarse, en la nueva era el smartphone se convirtió en un compañero inseparable, gestor de mensajes, chats, correos y en centro de entretenimiento multimedia, entre otras cosas más, lo impresionante es que tiene un cerebro pequeño pero muy potente.
Este cerebro consiste en varias unidades. “Un chip hoy, en realidad no es más un componente único sino un elemento integrado. Un chip como lo conocíamos antes no existe más. Ahora hay chipsets que son un “conjunto de chips” llamados en la industria SOCs (System On Chip) que a la vista es muy parecido a lo que era un chip anterior pero con muchas funciones integrados en un sistema”, destaca Hernán Descalzi, responsable de MediaTek Argentina, en diálogo con Infobae.
1. Un SOC, que es para el celular como la placa madre para una computadora, contiene los siguientes elementos:
El procesador, que es el elemento más importante, ya que se encarga de procesar toda la información para que el equipo funcione.
El GPU es la placa de video en donde se procesan los gráficos (Graphic Processor Unit).
El decodificador de audio y video se encarga del procesamiento de imagen y audio.
El ISP (Image Signal Processor) procesa las imágenes tomadas por las cámaras.
Un modem que se encarga de conectar el teléfono con la red las operadoras telefónicas.
Un módulo de administración de consumo de energía y regulación de temperatura.
Un módulo de mejoramiento en la calidad de imagen que afecta lo que se ve en la pantalla.
En algunos casos el SOC incluye los componentes de conectividad como GPS, bluetooth y wifi.
2. La frecuencia y los núcleos
“La idea de tener múltiples núcleos es, por un lado, mejorar el rendimiento y, por el otro, tratar de reducir el consumo de energía. Por lo general, en un teléfono inteligente tenemos algunos núcleos dedicados a baja potencia y bajo rendimiento y algunos otros núcleos dedicados a un alto rendimiento que tiene un mayor consumo de energía. Esta arquitectura/concepto se conoce como big.LITTLE”, explica Hélio Oyama, director de Desarrollo de Negocios de Qualcomm.
Cuanto más núcleos tenga un teléfono, mayor será la velocidad y capacidad de procesamiento, pero eso también implica un consumo mayor de baterías y el aumento de temperatura. “De ahí que sea fundamental tener un buen administrador de core para evitar el alto consumo de energía y el recalentamiento del equipo”, detalla Descalzi.
3. Chips cada vez más pequeños
Los procesadores de diez nanómetros ya son norma. Ocupan menos espacio en el teléfono y permiten procesar las órdenes con mayor rapidez. Los procesadores más avanzados, como el Kirin 970, Exynos 9810 y Snapdragon 845, tienen este tamaño. Y sin embargo, a pesar de esas escasas dimensiones logran gestionar procesos más complejos de lo que se cree. El hombre llegó a la luna en 1969 con una tecnología de menor capacidad de procesamiento que un smartphone promedio.
4. Inteligencia artificial
Los chips con inteligencia artificial sirven para optimizar el rendimiento, el uso de recursos y mejorar el procesamiento de imágenes entre otras cuestiones.
Las redes neuronales y la capacidad de aprender con el uso permiten lograr sacar el máximo rendimiento de los equipos.
5. Conectividad
Los procesadores más avanzados apuestan a incluir módems cada vez más desarrollados para así mejorar el nivel de conectividad de los usuarios. En los teléfonos de alta gama se promete alcanzar velocidades de descarga de 1,2 Gbps, siempre y cuando las redes lo soporten. Esto varía muchísimos según el proveedor y el lugar geográfico donde se contrate el servicio.
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