La ansiedad lleva al ser humano a tener hábitos perjudiciales para la vida del hombre. Uno de ellos, comerse las uñas.
Courtney Whithorn jamás se imaginó que perdería uno de sus dedos. Hace cuatro años su deseo la llevó a arrancarse la uña casi por completo. Después de ahí la piel le quedó negra. Por vergüenza no quiso decirle nada a su familia.
Dejó pasar el tiempo y a mediados de este año acudió a un doctor, quién le dijo que tenía un tipo de cáncer de piel, melanoma subungueal lentiginoso acral.
Después de una biopsia y determinados exámenes , tuvieron que amputarle el pulgar.
La australiana confesó que era consciente de lo negras que estaban sus uñas. Pero prefirió usar uñas postizas para evitar que los demás se dieran cuenta.
Hoy día, Whithorn tuvo que suspender sus estudios en Psicología y tendrá que estar bajo supervisión de su cirujano por los próximos cinco años.
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