El acné es una enfermedad común de la piel que produce granos por la inflamación crónica de las glándulas sebáceas. Estas espinillas salen en el rostro y la espalda y suelen dejar marcas.
Los tratamientos disponibles para combatirlo están hechos a base de isotretinoína. El problema es que tiene efectos secundarios como secar extremadamente la piel y dolor muscular. Además, si una mujer embarazada usa este producto, puede generar defectos de nacimiento a su bebé.
Por todo eso, el profesor Jonathan Baker del St John’s Institute of Dermatology, y el profesor Michael Simpson del Genomic Medicine Group del King’s College de Londres, encararon una investigación tratando de descubrir si algún componente genético es el causante de la enfermedad que afecta al 80% de los jóvenes de entre 11 y 30 años de edad.
La investigación se concentró en ir detrás de las variaciones genéticas comunes a todos los casos. Así, hallaron muchas regiones del genoma que están involucradas en el acné. Una de las variantes genéticas descubierta está vinculada con la extraña condición de la displasia ectodérmica.
Éste desorden afecta a las personas que tienen dos copias de la versión mutante del gen WNT10A. En concreto, lo que hace es provocar escasez de cabello y vello del cuerpo. Sin embargo, los que tienen solo una copia de este gen están protegidos contra el acné.
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