Layane Díaz de 20 años empezó a sentir dolores luego de colocarse un piercing en la nariz que más tarde la dejaría en silla de ruedas por el resto de su vida.
La joven brasileña que se encontraba en estudios de pasantías, inició sintiendo dolores muy fuertes en la espalda, los cuales fueron tratados de neutralizar por ella misma sin resultado alguno.
Estos dolores fueron cada vez más fuertes, hasta el punto que era incapaz de mover sus piernas, y eventualmente el resto del cuerpo. “No conseguía sentir nada de los senos para abajo” relató la joven.
De acuerdo con el cirujano que trató el caso informó que una bacteria llamada Staphylococcus aureus que e transmite a través de la sangre, habría entrado en el organismo de Layane.
“El médico me preguntó si había tenido alguna herida en la nariz o algo similar porque, tal como me explicó, esa bacteria suele generarse en las fosas nasales. Fue entonces cuando le conté que me había hecho un piercing en la nariz el mes anterior”.
Ante este relato el médico no dudó en que el piercing fue la puerta de entrada de la bacteria al cuerpo de ella.
Al colocarse el piercing, Layane informó que le salió mucha sangre durante la perforación, posteriormente se le hinchó la nariz y se tornó de color rojo pero ella no le dio más importancia creyendo que se trataba de solo un grano.
Días después la estudiante brasileña se levantó con mucho dolor en la espalda “No le di importancia, creí que era algo muscular. Tomé un remedio, pero el dolor seguía ahí, intenso. Los dolores continuaron al día siguiente, todavía más fuertes. Mi madre me llevó a la farmacia, me inyectaron algo y el dolor desapareció. Fue un alivio”, relató. Pero los dolores volvieron con más intensidad.
Por medio de Una resonancia magnética mostró que tenía 500 mililitros de pus entre tres vértebras que presionaban su médula espinal.
El cirujano encargado de la operación, el doctor Oswaldo Ribeiro Marquez, cuenta que, aunque es raro, es posible que un piercing cause paraplejia.
“Puede darse en casos en los que hay alguna complicación en el proceso”, asegura, a la vez que confiesa no haber visto algo así en sus 15 años de experiencia clínica.
“Puede darse en casos en los que hay alguna complicación en el proceso”, asegura, a la vez que confiesa no haber visto algo así en sus 15 años de experiencia clínica.
Tuvo que estar dos meses ingresada en el hospital antes de que le dieran el alta. Ya durante su recuperación hospitalaria sabía que no era seguro que volviese a caminar de nuevo.
Saber que podrá quedarse toda su vida prendida a una silla de ruedas fue uno de los momentos más difíciles.
Hoy en día tiene sesiones de fisioterapia, pero también con una psicóloga. Sin embargo Marquez tiene fe de que la joven recuperará movilidad en las piernas, pero añade que es pronto para especular.
A pesar que la joven decidió no demandar al centro donde se colocó el piercing afirma que quiere que las personas tenga más cuidado, que escojan bien dónde y quiénes hacen sus perforaciones y que sean extremadamente cuidados con la higiene.
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