La hipertensión es una de las principales causas de muerte
en los países desarrollados donde prima una dieta rica en sal y en grasas. En
países como España, la hipertensión arterial, el principal factor de riesgo
para sufrir un infarto o un ictus, afecta a 1 de cada 3 adultos.
Los médicos aseguran que una reducción de 1 a 3 gramos
de sal al día causa efecto en la bajada de la hipertensión arterial.
En el caso de personas que no son hipertensas pero mantienen
siempre un consumo de sal por encima del aconsejado tienen más riesgo de
llegar a padecer la enfermedad.
Además, el consumo excesivo de sal es una “puerta
abierta” al sobrepeso y la obesidad, en especial por llevar al consumo de
bebidas azucaradas, y también supone un riesgo para el cáncer gástrico.
¿Sabemos cuánta sal consumimos?
La sal es buena y su consumo es necesario siempre en las
dosis recomendadas que, según la Organización Mundial de la Salud, no debe
sobrepasar los 5 gramos al día en adultos.
Sin embargo, calcular el consumo de sal diario es difícil ya
que la mayoría no procede del salero, sino que dos tercios de la sal que
tomamos proviene de los alimentos procesados.
Las principales fuentes de sal proceden de los embutidos, de
los panes (como los de molde), de los quesos y de los platos preparados. En
total, un 56,9% de la sal proviene de esos alimentos.
¿Cómo disminuir el consumo de sal?
Te mostramos algunas estrategias para reducir el aporte de
sal en las comidas que preparas:
- Utilizar saleros con los agujeros más finos para
evitar una mayor caída de sal.
- Adquirir en las tiendas de alimentación productos que se
publicitan ya como bajos en sal.
- Advertir en los restaurantes que preferimos platos
con poca sal.
- Leer las etiquetas de los alimentos procesados, comparar
entre varios y escoger el que indique un porcentaje de sodio más bajo.
- Reducir la sal poco a poco de las comidas ya que, como
afecta al sabor, ayuda a acostumbrar nuestro paladar.
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