Cuando el coronavirus obligó a millones
de personas a vivir confinadas, una canción inspirada
en el góspel, «Jerusalema», con letra en zulú las unió a través de las redes
sociales, levantando la moral. Pronto se convirtió en un fenómeno global.
«Jerusalema»
ha tenido más de 230 millones de visitas en Youtube en menos de un año.
Su
ritmo pegadizo ha llevado a cientos de personas a colgar videos de ellas
bailando al son de este tema que destila energía positiva, inspirado según sus
creadores en la oración.
Como
un niño sudafricano que salta del sofá en cuanto la
escucha para menear las caderas y al que su madre graba muerta de la risa. O
una coreografía de un grupo de guardabosques, blancos y negros, todos en
uniforme, en una reserva de animales del país.
En
todo el mundo, trabajadores sanitarios, clérigos un poco tiesos o comensales de
restaurantes bailan al compás de «Jerusalema». No se resiste ni el presidente
sudafricano, Cyril Ramaphosa, quien invitó a sus compatriotas a participar en
un «reto Jerusalema» con motivo de un día festivo en septiembre.
«La respuesta ha sido impresionante», reconoce el DJ sudafricano Master KG de 24 años, quien coescribió y grabó el tema con la cantante Nomcebo Zikode.
– Arma antidepresión –
Para
Lucius Banda, organizador del festival Sand Music celebrado a orillas del lago
Malaui a principios de este mes, «Jerusalema» se ha convertido en «el himno del
covid», como una epidemia de buen humor en un periodo sombrío.
El
domingo ganó el premio a la mejor canción africana en los premios MTV
Europa, frente a pesos pesados del continente,
como el joven rapero nigeriano Rema, su compatriota estrella de afropop Burna
Boy o el congoleño Gaz Mawete.
«Estamos
muy orgullosos de nuestros embajadores, que representan a la patria de una
forma tan unificadora y sin precedentes», tuiteó la ministra de Cultura
sudafricana, Nathi Mthethwa.
La canción se
lanzó a finales de 2019 pero se consagró como un éxito global tras los retos de
baile -en Tik Tok para los adolescentes y en Twitter para los adultos- y el
remix de junio de Burna Boy, que también fue un éxito.
Master
KG, cuyo verdadero nombre es Kgaogelo Moagi, se esfuerza por llevar una «vida
normal». «No me creo Superman», dijo a la AFP con motivo del festival en
Malaui.
«Sé
que en este momento disfruto de uno de los mayores éxitos del mundo», afirma,
pero eso no cambia quién soy, cómo
veo el mundo, la gente. Es música», explica.
Raphael
Loopro, un músico alemán que actuó en Malaui durante el festival, estima que si
la pandemia no hubiera cerrado tantas fronteras, Master KG estaría de gira
mundial.
Pero
el DJ «ni siquiera parecía estar al tanto de que su éxito era número uno en
Alemania», afirma sonriendo este artista.
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El famoso y pegajoso baile dél estornudo
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