El COVID parece una guerra de la que no todos vuelven, e irónicamente durante la cuarentena se convirtió en el perfecto delivery, pues fue lo que más llegó sin importar dirección a las casas.
A la advertencia de cuidar a los mayores no todos le siguieron el paso, pensar que en la casa se estaba seguro, en algunos casos, se convirtió en otra amenaza, pues la convergencia de parientes con presencia en distintos lugares, diversas personas tuvieron un punto de analogía inevitable: el contagio, y por ende la presencia del virus en el hogar.
Esto ha acabado con familias enteras, cada cierto tiempo desde hace un año se escucha, sobre la mamá, el papá, el hermano, el primo y la abuela que cayeron en cama con el virus. Casos han sonado en los que un día moría uno, y a las horas o días el otro. El virus acabó con la línea de antecesora y la de continuidad.
Hace pocas horas un caso similar estremeció Maracaibo, murieron una madre, una hija y con ella un hijo que venía en camino, víctimas del mismo mal, de la misma amenaza, del mismo sufrimiento: COVID_19.
COVID en casa
Hay que reiterar que la misma intensidad que se tuvo desde un principio con respecto a los cuidados para proteger el hogar del COVID, deben seguir en su mismo ritmo. No toda la población ha sido inmunizada, solo algunos sectores, por lo que mientras se espera ese pinchazo de vacuna debemos:
Usar mascarilla, y si tenemos un caso en casa usarla mientras están en la misma habitación y otras áreas de la casa.
Asegúrese de que los espacios compartidos de su casa tengan una buena ventilación. No permita el ingreso de visitas a su casa. Esto incluye niños y adultos.
Todas las personas que vivan juntas en la casa deben lavarse bien las manos y con frecuencia. Lávese con agua y jabón durante un mínimo de 20 segundos o antibacterial.
Lave la ropa, la ropa de cama y las toallas de la persona enferma con detergente y agua lo más caliente posible. Si es posible, use guantes cuando toque la ropa sucia del enfermo. Lávese bien las manos después de lavar la ropa del enfermo
Todos los días, utilice un limpiador de uso doméstico o una toallita para limpiar cosas que se tocan mucho. Entre estas cosas, perillas de puertas, interruptores de corriente, controles remotos y llaves de fregaderos.
La persona enferma debe quedarse en casa a menos que necesite atención médica. Otros miembros de la familia también deberían quedarse en casa o al menos hasta que así lo indique el médico de confianza.
Y, por último, ser consciente y avisarles a las personas que han estado en contacto cercano con la persona enferma. Recuerda que el virus no ha desaparecido, por el contrario, hizo mayor presencia con su variante, y cada vez se hace más amenazante.
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