Brasil está registrando una media de más de 3.000 fallecimientos diarios por Covid-19, según datos del Ministerio de Sanidad. Este martes las autoridades han confirmado la muerte de otras 3.808 personas a causa de la enfermedad, por lo que el número de fallecidos desde que empezó la pandemia asciende a 358.425. Considerando los últimos siete días, del 7 al 13 de abril, Brasil registró un promedio de 3.068 muertes por Covid-19, según el cálculo a partir de las cifras del Ministerio de Salud. El promedio anterior, tomando como base el mismo periodo de la semana, del 31 de marzo al 6 de abril, había sido de 2.757 decesos. Las más de 3.000 muertes de media diaria demuestra que el país se ha estacionado en un nuevo nivel de destrucción en la pandemia. El Ministerio de Sanidad también ha contabilizado este martes 82.186 nuevos casos de covid-19 y unos 13,6 millones de contagios desde el inicio de la crisis sanitaria.
Los datos confirman lo que los expertos aseguran con unanimidad: la pandemia sigue acelerándose en el país en medio del boicot del presidente Jair Bolsonaro, que niega la gravedad de la crisis y abiertamente hace campaña contra las medidas de distanciamiento social. Este martes, el Senado ha abierto una Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) para investigar las responsabilidades de Bolsonaro durante la pandemia.
Inicialmente, el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, había desestimado la solicitud de más de un tercio de los senadores a favor de la apertura de la investigación. Sin embargo, la semana pasada, el magistrado del Supremo Tribunal Federal, Luis Roberto Barroso, determinó la apertura de la CPI, puesto que cumple con los requisitos constitucionales para ello. La decisión ha provocado el enfado de Bolsonaro y sus aliados en el Parlamento, que han logrado incluir a gobernadores y alcaldes en las investigaciones del Senado. De todos modos, se trata del primer paso que dan las instituciones brasileñas para investigar al presidente y, posiblemente, responsabilizarlo del exceso de daños provocados por la pandemia.
Aparte de la falta de medidas más rígidas de distanciamiento social, tanto gobernadores como alcaldes vienen relajando sus medidas locales, yendo a contracorriente de las recomendaciones de la comunidad científica. São Paulo, el estado más poblado (46 millones de habitantes) y el más rico del país, ha anunciado la vuelta de las clases presenciales argumentando que el ritmo de las nuevas hospitalizaciones ha disminuido. Aun así, la tasa de ocupación de camas UCI a día de hoy es del 87% en todo el territorio paulista. En todo el país hay una presión por parte de las autoridades para que las clases presenciales se reanuden, pero los educadores están en contra y resisten.
Brasil, sin suficientes vacunas
A esos factores hay que sumarle el ritmo de vacunación, todavía lento, en el país. Ya se han administrado poco más de 20 millones de primeras dosis de la vacuna, a poco más del 10% de la población. No obstante, el Ministerio de Sanidad estima que 1,5 millones de personas que recibieron la primera inyección todavía no han regresado para que se les administre la segunda. La cartera ha afirmado este martes que está estudiando estrategias en conjunto con los Estados y municipios para encontrar a estas personas. “La recomendación es que acudan a los centros de salud para que completen el ciclo vacunal aunque sea con retraso, puesto que, de lo contrario, la protección contra el virus se verá comprometida”, afirmó el ministerio.
La cartera no explicó qué motivos han podido llevar a dicho abandono. El ministro de Salud, Marcelo Queiroga, afirmó que no hay previsión de vacunación para los 77,2 millones de brasileños que, debido al riesgo elevado de contagio o de agravamiento de la enfermedad, pertenecen a los grupos prioritarios. “Con las dosis que tengo, todavía no puedo fijar un plazo.” El ministro volvió a hablar de la carrera global por las vacunas y destacó que trabaja para intentar anticipar la entrega de las vacunas contratadas.
El ministerio dejó de actualizar el cronograma de entrega para todo el año, como determinó el Supremo durante la gestión del exministro Pazuello. El último cronograma es del 19 de marzo y está desfasado, con entregas que no se concretaron en marzo. “La capacidad de vacunación del PNI [plan nacional de inmunización] es de 2,4 millones de dosis al día, eso sin contar con las estrategias adicionales. Podríamos prolongar el horario de funcionamiento de las salas de vacunación. ¿Que por qué no lo hacemos? Pues porque no tenemos vacunas suficientes”, afirmó Queiroga.
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Desde que están investigando a este anormal y nada
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