Las autoridades sanitarias asocian este fenómeno en gran medida a una «grave infestación de ratas» que experimenta la ciudad.
El pasado 22 de septiembre, el Departamento de Salud de Nueva York alertó sobre el aumento de los casos de leptospirosis entre sus ciudadanos e informó de 14 personas contagiadas hasta esa fecha en lo corrido de 2021, una de las cuales habría fallecido como resultado de la infección bacteriana. La semana pasada se confirmó que ya son al menos 15 los neoyorquinos enfermos, una cifra inusualmente alta para ese territorio, en donde entre 2006 y 2020 se documentaron 57 casos, recogen medios locales.
Según los reportes, los casos han sido identificados en cuatro de los cinco distritos de la ciudad, siendo Staten Island la única excepción. La mayoría de los infectados adquirieron la enfermedad localmente —solo una persona mientras viajaba — y tres de ellos declararon ser habitantes de calle. Todos los enfermos fueron hospitalizados, 13 de ellos con «insuficiencia renal y hepática agudas», dos de los cuales también presentaron una «grave afectación pulmonar».
Las autoridades sanitarias asocian este fenómeno en gran medida a una «grave infestación de ratas» que experimenta Nueva York, ya que la leptospirosis o enfermedad de Weil se trasmite a través de la orina de estos animales infectados (aunque cerdos, perros y caballos también pueden ser hospederos). La bacteria puede ingresar al organismo a través de abrasiones abiertas o membranas mucosas en los ojos, nariz y boca luego de entrar en contacto con agua, barro, tierra o alimentos que han sido contaminados.
Se calcula que cerca de dos millones de ratas pardas (‘Rattus norvegicus’) habitan en Nueva York, donde desde enero de este año se han recibido más de 20.000 quejas de infestaciones por esos animales, un 20 % más que en 2020. En este contexto, y para evitar que la leptospirosis continúe propagándose, se han estado llevando a cabo inspecciones para detectar las zonas con mayor presencia de estos roedores y controlar su población. Los expertos consideran probable que las condiciones anormales de calor y humedad a raíz del cambio climático le hayan permitido a la bacteria ‘Leptospira interrogans’ prosperar con mayor facilidad.
Aunque ninguno de los casos de enfermedad de Weil detectados este año en Nueva York están relacionados con las inundaciones que vivió la urbe luego del paso del huracán Ida, condiciones climáticas extremas como esta aumentan el riego de contagio. La orina infectada puede contaminar el agua resultante y llegar a los humanos más fácilmente cuando estos tengas que caminar o sumergirse en ella, explica el portal Gizmodo.
Los síntomas comunes de la leptospirosis incluyen fiebre alta, dolor de cabeza, escalofríos, fatiga y dolores musculares. A menudo imita otras infecciones virales, por lo que resulta difícil de diagnosticar. No todas las personas se enferman después de contraer la infección. En otras ocasiones, tras recuperarse de la primera fase, el sujeto infectado puede experimentar una segunda fase, peor y potencialmente mortal, que incluye daños en el hígado, los riñones y el cerebro.
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