Las colombianas y venezolanas rescatadas de una red de explotación sexual internacional mediante la Operación Cattleya, eran ofertadas a través de catálogos enviados a los “clientes” vía WhatsApp o a través de redes sociales; en ellos se establecían las tarifas de los “servicios” por hora y lugar.
Los integrantes de la red tenían varios apartamentos en el Residencial Coco Real, ubicado en Bávaro, Punta Cana, provincia La Altagracia, para comercializar a las mujeres. También vendían las “Cattleyas” en la capital dominicana; en el Hotel Caribe y en el Hotel Oscar Inn (ubicado en las cercanías del Palacio de Justicia de Ciudad Nueva).
De acuerdo con el relato del Ministerio Público, si el cliente lo deseaba, las víctimas eran llevadas al domicilio requerido, pero siempre bajo la supervisión de uno de los miembros de la red y dependiendo el tiempo con una de estas muchachas, los clientes pagaban desde 200 a 2,000 dólares.
Dicen los investigadores que rescataron más de 80 mujeres, las cuales eran obligadas a sostener relaciones sexuales con los clientes para sacarles beneficios económicos.
La mayoria de los jefes de esas bandas son hombres, no entiendo porque no dan su culo ellos, los ponen en un catalogo y lo comercializan.
ResponderBorrarQue locura. Eso ocurría en la Caracas de los 70. Chicas del interior del país trabajaban pero con su consentimiento que es diferente. Obligado nada!
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