Expreso oportunamente las razones de mi decisión.
En primer lugar debo decir que mis sentimientos son de una gran admiración a las expresiones orales que el Presidente Hugo Rafael Chávez expresa respecto a su política indigenista. Entre otras muchas palabras o discursos entresaco la siguiente:
“Entre los conflictos que puedan suscitarse entre ganaderos e indígenas sepan que yo, Presidente Chávez, apuesto y me defino a favor del indígena.”
El Capítulo Octavo de la Constitución expresa de una manera clara y contundente la consagración de los derechos de los pueblos originarios de Venezuela. Este trabajo es el resultado de las políticas de respaldo que el mismo Presidente fuera dando a los Derechos Constitucionales de los Pueblos Indígenas de Venezuela. En quinientos años de Historia venezolana nunca hubo planteamiento, cercanamente parecidos, a favor de los pueblos originarios de Venezuela.
Sabemos muchos indígenas e indigenistas que el Presidente Chávez ha sido un luchador por las causas indígenas en su proceso político y, en su largo caminar por el Estado Apure, como comandante de la Guarnición Militar del Alto Apure en Elorza, ofreció manifestaciones de ello.
Por lo expuesto doy fe de la buena voluntad del Presidente, pero al mismo tiempo señalo que durante estos 11 años de su Gobierno Revolucionario no se ha sabido o no se ha podido entender el buen manejo e implementación del Capítulo VIII de la Constitución Bolivariana.
Hacen falta políticas públicas indígenas “desde abajo”, desde el “Soberano” como mecanismo de apropiación del derecho por parte del sujeto social. Es necesaria la desestatización de lo indígena. El derecho a la demarcación no es otra cosa que el derecho a la tierra y todavía, después de once años de Gobierno Revolucionario, no se ha podido concretar.
Ésta mi decisión indeclinable a una huelga indefinida de hambre, es para expresar que necesitamos darle un vuelco total a la implementación de la Constitución Bolivariana partiendo desde el “Soberano Indígena” y razones (sic)...
En primer lugar debo decir que mis sentimientos son de una gran admiración a las expresiones orales que el Presidente Hugo Rafael Chávez expresa respecto a su política indigenista. Entre otras muchas palabras o discursos entresaco la siguiente:
“Entre los conflictos que puedan suscitarse entre ganaderos e indígenas sepan que yo, Presidente Chávez, apuesto y me defino a favor del indígena.”
El Capítulo Octavo de la Constitución expresa de una manera clara y contundente la consagración de los derechos de los pueblos originarios de Venezuela. Este trabajo es el resultado de las políticas de respaldo que el mismo Presidente fuera dando a los Derechos Constitucionales de los Pueblos Indígenas de Venezuela. En quinientos años de Historia venezolana nunca hubo planteamiento, cercanamente parecidos, a favor de los pueblos originarios de Venezuela.
Sabemos muchos indígenas e indigenistas que el Presidente Chávez ha sido un luchador por las causas indígenas en su proceso político y, en su largo caminar por el Estado Apure, como comandante de la Guarnición Militar del Alto Apure en Elorza, ofreció manifestaciones de ello.
Por lo expuesto doy fe de la buena voluntad del Presidente, pero al mismo tiempo señalo que durante estos 11 años de su Gobierno Revolucionario no se ha sabido o no se ha podido entender el buen manejo e implementación del Capítulo VIII de la Constitución Bolivariana.
Hacen falta políticas públicas indígenas “desde abajo”, desde el “Soberano” como mecanismo de apropiación del derecho por parte del sujeto social. Es necesaria la desestatización de lo indígena. El derecho a la demarcación no es otra cosa que el derecho a la tierra y todavía, después de once años de Gobierno Revolucionario, no se ha podido concretar.
Ésta mi decisión indeclinable a una huelga indefinida de hambre, es para expresar que necesitamos darle un vuelco total a la implementación de la Constitución Bolivariana partiendo desde el “Soberano Indígena” y razones (sic)...
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