Las noticias sobre el proceso social revolucionario que invade las principales ciudades de Egipto y más allá, tiene en la picota la cabeza de Mubarak y a todo su régimen, lo que alegra las mentes de los explotados y oprimidos del mundo.
Estamos en un momento de alza en la lucha social con importantes avances organizativos que nos dice que las masas egipcias con sus jóvenes profesionales, trabajadores, desempleados se han apropiado en creciente de la exigencia de la salida inmediata y sin condiciones de Mubarak. Las masas han matado a Mubarak. Las fuerzas imperiales lo han convertido en su zombi.
Para muchos personajes, pensantes de que el mundo, con toda y su crisis nada lo podía cambiar pues están en la cima de la historia, vieron en las primeras horas de la muerte del joven tunecino, un hecho más, algo intrascendente. Ahora, no terminado de enterrar, sienten el peligro pues ven que todo su mundo se mueve. País tras país ponen barreras de contención que han empezado a desboronarse una tras otra a un ritmo desigual que nadie dirige ni determina previamente, pero acelerado por el ritmo creciente de los pasos de los pueblos árabes.
A estas alturas son muchos los que hablan de la extensión de las movilizaciones de los pueblos árabes desde Túnez, pasando por Argelia, saltando a Egipto y de allí a Yemén, Jordania y ya salen las noticias de movimientos iniciales en los Emiratos Árabes, en Abhu Dabi, pero siguen sin entender de cuál ha sido la raíz que le ha dado tan tremendo impulso a las movilizaciones y por eso se lo atribuyen al uso de los medios de comunicación modernas como You Tube, Face Book, etc., cuando en realidad es el cansancio de sufrir las peores miserias por los aumentos de precios, los bajos salarios y el desempleo, agravadas por los efectos de la crisis capitalista mundial, junto a la falta de libertades democráticas.
En Egipto, el país más importante junto a Irán en cuanto al número de obreros de esta zona del mundo, en las movilizaciones participan sin distingo musulmanes, cristianos y de otras religiones o simplemente no creyentes, levantando como bandera central la salida del gobierno de Mubarak y su entorno familiar y político, que se mezcla con la lucha por aumento de salarios y empleos. Un avance histórico de estas luchas es la constitución de una Federación Sindical independiente del gobierno. La trascendencia de este paso más allá de la caída de Mubarak, que se combina con demandas reivindicativas y democráticas, será fruto de la maduración de la conciencia de clase y de la aparición de una vanguardia marxista revolucionaria insertada en la clase y pueblo revolucionario.
La combinación de demandas políticas y reivindicativas expresadas por la neonata Federación permitirán nuevos avances organizativos y con ello la posibilidad de que el régimen no caiga producto de un acuerdo entre las diferentes fuerzas burguesas y oligárquicas y las imperialistas, sino de la fuerza de la lucha obrera y popular.
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