La Clínica Mayo indica que este tipo de alimentación puede mejorar la
calidad de vida de sobrevivientes, ayudar en su recuperación y disminuir
la probabilidad de recurrencia.
La mayoría
de los médicos recomiendan varias medidas para controlar el riesgo de
desarrollar cáncer de mama. Para la prevención del cáncer, médicos
primarios usualmente sugieren bajar el consumo de alcohol, controlar el
peso, evitar el tabaco y hacer ejercicio.
Para
sobrevivientes de cáncer de mama, estas recomendaciones ofrecen
beneficios significativos -- y varios estudios sugieren ir un poco mas
allá. Una dieta basada en plantas y baja en grasa puede mejorar la
calidad de vida de sobrevivientes, ayudarles a recuperarse de manera más óptima después de su tratamiento, y disminuir las probabilidades de recurrencia.
“Una dieta basada en plantas es alta en nutrientes y compuestos que parecen ayudar a
proteger nuestro cuerpo del cáncer y otras enfermedades”, dice Sonia
Murgueytio Jurado, R.D., nutricionista en la Clínica Mayo en
Jacksonville, Florida.
Alimentos de origen vegetal contienen sustancias conocidas como fitoquímicos. Según explica Jurado quien a menudo aconseja a
sobrevivientes de cáncer, los fitoquímicos son simplemente compuestos
químicos producidos por plantas (fitos=planta en griego).
“Algunos
ejemplos de fitoquímicos son las ligninas, flavonoides y licopenos, y
se encuentran en granos enteros, moras o frutillas, y tomates,
respectivamente”, explica Jurado.
Una
dieta rica en frutas, vegetales y granos enteros puede proveer los
beneficios de estos compuestos. Adicionalmente, es muy importante
reducir el consumo de grasas. A continuación algunas sugerencias para optimizar el consumo de los alimentos sugeridos dentro de una dieta saludable.
- Consuma comidas que no contengan carne varias veces a la semana. Busque recetas que incluyan vegetales, pasta integral o legumbres como alimento principal de su plato.
- Explore una variedad de granos enteros. Pruebe recetas que incluyan granos y productos hechos de granos enteros como cebada, avena, trigo integral y arroz silvestre.
- Disfrute el pan integral y cereales integrales como la avena y el cereal de salvado (bran).
- Sirva frutas en cada comida. Use frutas como postre o en recetas. “Estudios indican que el consumo de por lo menos cinco porciones de frutas y vegetales al día podría reducir la incidencia de cáncer en un 20%”, dice Jurado.
- Escoja alimentos que no sean altamente procesados y cuando sea posible frescos y en temporada para optimizar nutrientes saludables y antioxidantes.
- Para reducir la cantidad de grasa que consume, use aceite de oliva o aceite de canola en sus platos. La margarina proveniente de estas fuentes también es aceptable.
- Limite las grasas a un 25 a 35% del total de calorías consumidas. “Por ejemplo, limite la cantidad de grasa a no más de 500 a 700 calorías en una dieta de 2.000 calorías”, dice Jurado.
- Escoja productos lácteos bajos en grasa o sin grasa.
Para
mantener un peso saludable, controle las porciones de alimentos que
consume. Sírvase las cantidades recomendadas en la pirámide de alimentos
de Clínica Mayo. Cualquier exceso resultará en ganancia de peso.
Aprenda a leer la información nutriticional de los productos que consume y use esta información para planificar sus comidas.
Otro
consejo muy importante es el hacer ejercicios. “Estudios han demostrado
que mujeres que son activas regularmente tienen un 30% menos de
probabilidad de desarrollar cáncer de mama que las mujeres que son
inactivas”, explica Jurado.
Recomendaciones sobre ejercicio
Haga actividades para ejercitarse todos los días.
Use las escaleras en vez del elevador. Estaciónese lejos y camine más.
Procure hacer algún tipo de ejercicio aeróbico durante 20 a 30 minutos diariamente (caminar, correr, nadar, correr bicicleta).
Consulte a su médico antes de aumentar o cambiar significativamente su rutina de ejercicios.
Sobrevivientes de cáncer deben recordar:
Comer más alimentos procedentes de plantas.
Consumir al menos cinco porciones diarias de frutas y vegetales.
Usar alcohol con mucha moderación.
Limitar el consumo de azúcares y refrescos azucarados.
Escoger alimentos bajos en grasa.
Limitar las porciones de alimentos; no comer en exceso.
Incluir la actividad física en su vida diaria.
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