Los capataces, arreadores y promeseros de la Cofradía Diablos
Danzantes de Corpus Christi de Yare, en el estado Miranda, realizan este
viernes un baile especial de celebración por el reconocimiento que
obtuvo esa manifestación, practicada por 11 cofradías en Venezuela, como
Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
"Es un gran orgullo. Gracias al Santísimo Sacramento", fueron las
palabras de Douglas Ribas, arreador de esta hermandad durante el
recibimiento del ministro para la Cultura, Pedro Calzadilla y del
candidato a la Gobernación, Elías Jaua.
Ribas recordó que la solicitud elevada ante la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por
sus siglas en inglés) fue elaborada en 2002, en una reunión sostenida
entre los presidentes de las 11 cofradías existentes en el país.
"Hoy se hace realidad ese sueño. Éramos conocidos en el mundo y sólo nos faltaba ese certificado", dijo.
El reconocimiento logrado este jueves 6 de diciembre es el primero
que se le hace al patrimonio inmaterial de Venezuela, mencionó Jaua,
quien agregó que "la obligación, en adelante, es preservarlo".
Los Diablos Danzantes de Corpus Christi es una tradición transmitida
por generaciones desde hace 400 años en Venezuela que se lleva a cabo
en Naiguatá (Vargas); Yare (Miranda); Puerto Cabello y Patanemo
(Carabobo); Turiamo, Cata, Cuyagua, Ocumare de la Costa, Chuao (Aragua),
Tinaquillo (Cojedes) y San Rafael de Orituco (Guárico).
Sus votos de fe al Santísimo Sacramento y la promesa de bondad a cambio
de la resolución de algún problema, casi siempre de salud, dan vida a
una tradición que nació en 1747, después de una sequía que afectó al
valle de Yare, en el estado Miranda.
En aquel entonces, los fieles hicieron una promesa al Santísimo
Sacramento para que llegara la lluvia al lugar y de allí en adelante han
danzado ininterrumpidamente, convirtiendo esta expresión en una
tradición imperecedera cuyos alcances trascienden lo festivo y dan
muestra de altos grados de organización comunitaria y solidaridad
colectiva.
La hermandad comenzó esta celebración con una oración en el
cementerio municipal para homenajear a sus muertos. De aquí irán hacía
la iglesia, donde se realizará una misa en agradecimiento al Santísimo
Sacramento.
Tradicionalmente se quedan fuera del templo hasta que el toque se
detiene repentinamente anunciando el momento de "rendir culto y pagar
sus promesas". Allí dejan de bailar y se arodillan con la cabeza baja en
señal de respeto ante el Santísimo y sale el sacerdote a bendecirlos.
En la elevación, los danzantes se ponen de pie en actitud alerta,
como si fueran a bailar, y se dejan caer al suelo de nuevo, esto
simboliza la rendición del "maligno" ante la imagen sagrada. Acto
seguido, los nuevos promeseros danzan uno por uno hacia el sacerdote,
quien les va preguntando las razones y tiempo de duración de su promesa,
hacen un juramento ante el cura y se marchan a visitar las casas de
personas enfermas para bendecirlas y propagar el bien por el pueblo.
(Con informacion de AVN)
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