El ministro del Poder Popular para la Comunicación e Información,
Ernesto Villegas, sostuvo un intercambio de ideas, opiniones, para la
solución de problemas que tradicionalmente arrastran los comunicadores
populares; y reflexionó sobre los prejuicios que aún persisten, desde
la llamada comunicación profesional, hacia la comunicación popular.
Este encuentro, tuvo lugar en la emisora Radio Petare, 91.5 FM, y contó
con la presencia de voceros y voceras de periódicos, emisoras y
televisoras comunitarias y alternativas del estado Miranda.
Villegas expresó que vivimos un Gobierno de calle, y que además, “hay que agregarle que está a mil por hora, hay muchas cosas por delante, muchas tareas por hacer”. Y felicitó a los presentes, “porque sé que todos y todas desarrollan un trabajo denodado, muchas veces no reconocido y muchas veces poco apoyado”.
“Estamos aquí para escuchar, tenemos apertura para escuchar las críticas severas, porque sabemos que son desde la lealtad, desde el compromiso”, señaló el Ministro quien además planteó que el ministerio que preside está abierto a las observaciones que tengan a bien hacerles, “siempre en el ánimo de solucionar los problemas y continuar avanzando”.
Señaló que no se puede retroceder, claudicar, ni pensar que esta lucha no vale la pena; “todo lo contrario –dijo-, sabemos que la lucha es un camino que siempre está lleno de dificultades, de vericuetos, de baches, de piedras, de asechanzas. Pero sabemos que este pueblo venezolano es de una fibra particular, somos los hijos de Bolívar, los hijos de Chávez, nos ponemos por encima de las dificultades, nos crecemos; somos del tamaño del desafío que tenemos por delante”.
Villegas llevó un mensaje de consideración, de respeto a la comunicación popular. Y explicó que hasta ahora hay una especie de muro, de frontera que separa a aquellos comunicadores que llamamos “profesionales”, de aquellos comunicadores populares que no han ido a una universidad a estudiar comunicación social o periodismo, “y no tienen un carné que los acredite como inscritos en el Colegio Nacional de Periodistas”.
“Todos somos colegas, pero tenemos un imperativo de aprendizaje”
Durante muchos años, los espacios de la comunicación popular y la comunicación formal estuvieron reñidos, separados, menospreciados; llenos en ocasiones de reservas, de recelos, de competencia; “pero por fortuna, creo que ha llegado el momento en que esas barreras, esas fronteras han venido diluyéndose y ya podemos considerarnos colegas”, afirmó Ernesto Villegas.
Y aclaró, que no se trata de ser colegas en el sentido de que ahora, para ejercer el rol de reportero, por ejemplo, en un canal, en una emisora de radio o en un periódico, basta con cumplir cualquier requisito y basta con la voluntad: “Tenemos un imperativo de conocimiento, de aprendizaje; la Revolución Bolivariana se hizo fuerte precisamente impulsando el estudio y la formación. No debemos renegar en ningún momento de la necesidad de ir formándola, y eso debe estar claro tanto para aquellos que no hayan pasado una universidad o por una escuela, como para aquellos que sí la han pasado”.
Para Villegas, el conocimiento, el estudio, no mueren con la obtención de un título; todo lo contrario, la obtención de un diploma universitario obliga a mantener y profundizar el conocimiento. “De modo que tenemos todos la necesidad de aprender mutuamente, lo digo desde el campo del periodismo que llamamos profesional o convencional. Tenemos mucho que aprender de la pasión que la comunicación popular le imprime a su trabajo”.
“Hay reporteros(as) que cumplen jornadas de 12 horas… y más”
Al reflexionar sobre la relación laboral de periodistas y ciertos empleadores, Villegas refirió cómo a veces hay muchachos que comienzan con ánimos, con pasión en una universidad a estudiar comunicación social, y van perdiéndolo en el camino. Entre otras cosas porque la vocación termina siendo un trabajo, una relación laboral sometida muchas veces a la más cruel explotación.
“Hay reporteros que cumplen jornadas de 12, 14 y más horas, sin ningún tipo de consideración. Y aquello que nace como una pasión va degenerando en un trabajo, en un empleo y uno le va perdiendo de pronto el cariño, el ánimo, el entusiasmo a la idea de ir a trabajar”.
En comparación, eso no sucede en el campo de la comunicación popular porque la más de las veces es un trabajo no remunerado. Más bien, un trabajo mal pagado en el sentido de que no es reconocido, y quien ejerce la comunicación popular tiene que meterse las manos en el bolsillo y sufragar los gastos que, en el caso de la comunicación convencional tendría que sufragar una empresa. “Estoy seguro que muchos de los presentes han tenido que poner parte de su patrimonio para comprar un equipo, o pagar la impresión de un periódico. Y quienes trabajamos en la comunicación convencional tenemos que ver eso con admiración, y vernos en ese espejo para aprender de ese esfuerzo que desde la comunicación popular se hace”.
En ocasiones, desde el campo de la comunicación formal, tradicional, hay una serie de herramientas, de conocimientos, avances, que no son patrimonio, ni conquistas del capitalismo; sino de la humanidad. Ese bagaje de herramientas que ofrece la comunicación tradicional, tiene que estar también al alcance de la comunicación popular.
“Nosotros, desde el Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información, nos ponemos a la orden para impulsar la comunicación popular también con esfuerzos relativos a la formación; que no se quede sólo en la provisión de trasmisores, de herramientas para la comunicación; sino también para incidir en los contenidos de la comunicación popular en general”, exhortó el ministro Villegas.
Y recordó que a él le place mucho, que un aporte fundamental para la clarificación de la verdad histórica sobre los sucesos de abril de 2002, fue “Puente Llaguno, claves de una masacre”, la cual no es obra de un periodista, sino de un comunicador popular como es Ángel Palacios, quienes dio al país y al mundo un aporte crucial para conocer la verdad de lo ocurrido en aquellos hechos, tergiversados por los medios de comunicación golpistas.
Fuente: Ángel Cristóbal (Prensa del Sur)Villegas expresó que vivimos un Gobierno de calle, y que además, “hay que agregarle que está a mil por hora, hay muchas cosas por delante, muchas tareas por hacer”. Y felicitó a los presentes, “porque sé que todos y todas desarrollan un trabajo denodado, muchas veces no reconocido y muchas veces poco apoyado”.
“Estamos aquí para escuchar, tenemos apertura para escuchar las críticas severas, porque sabemos que son desde la lealtad, desde el compromiso”, señaló el Ministro quien además planteó que el ministerio que preside está abierto a las observaciones que tengan a bien hacerles, “siempre en el ánimo de solucionar los problemas y continuar avanzando”.
Señaló que no se puede retroceder, claudicar, ni pensar que esta lucha no vale la pena; “todo lo contrario –dijo-, sabemos que la lucha es un camino que siempre está lleno de dificultades, de vericuetos, de baches, de piedras, de asechanzas. Pero sabemos que este pueblo venezolano es de una fibra particular, somos los hijos de Bolívar, los hijos de Chávez, nos ponemos por encima de las dificultades, nos crecemos; somos del tamaño del desafío que tenemos por delante”.
Villegas llevó un mensaje de consideración, de respeto a la comunicación popular. Y explicó que hasta ahora hay una especie de muro, de frontera que separa a aquellos comunicadores que llamamos “profesionales”, de aquellos comunicadores populares que no han ido a una universidad a estudiar comunicación social o periodismo, “y no tienen un carné que los acredite como inscritos en el Colegio Nacional de Periodistas”.
“Todos somos colegas, pero tenemos un imperativo de aprendizaje”
Durante muchos años, los espacios de la comunicación popular y la comunicación formal estuvieron reñidos, separados, menospreciados; llenos en ocasiones de reservas, de recelos, de competencia; “pero por fortuna, creo que ha llegado el momento en que esas barreras, esas fronteras han venido diluyéndose y ya podemos considerarnos colegas”, afirmó Ernesto Villegas.
Y aclaró, que no se trata de ser colegas en el sentido de que ahora, para ejercer el rol de reportero, por ejemplo, en un canal, en una emisora de radio o en un periódico, basta con cumplir cualquier requisito y basta con la voluntad: “Tenemos un imperativo de conocimiento, de aprendizaje; la Revolución Bolivariana se hizo fuerte precisamente impulsando el estudio y la formación. No debemos renegar en ningún momento de la necesidad de ir formándola, y eso debe estar claro tanto para aquellos que no hayan pasado una universidad o por una escuela, como para aquellos que sí la han pasado”.
Para Villegas, el conocimiento, el estudio, no mueren con la obtención de un título; todo lo contrario, la obtención de un diploma universitario obliga a mantener y profundizar el conocimiento. “De modo que tenemos todos la necesidad de aprender mutuamente, lo digo desde el campo del periodismo que llamamos profesional o convencional. Tenemos mucho que aprender de la pasión que la comunicación popular le imprime a su trabajo”.
“Hay reporteros(as) que cumplen jornadas de 12 horas… y más”
Al reflexionar sobre la relación laboral de periodistas y ciertos empleadores, Villegas refirió cómo a veces hay muchachos que comienzan con ánimos, con pasión en una universidad a estudiar comunicación social, y van perdiéndolo en el camino. Entre otras cosas porque la vocación termina siendo un trabajo, una relación laboral sometida muchas veces a la más cruel explotación.
“Hay reporteros que cumplen jornadas de 12, 14 y más horas, sin ningún tipo de consideración. Y aquello que nace como una pasión va degenerando en un trabajo, en un empleo y uno le va perdiendo de pronto el cariño, el ánimo, el entusiasmo a la idea de ir a trabajar”.
En comparación, eso no sucede en el campo de la comunicación popular porque la más de las veces es un trabajo no remunerado. Más bien, un trabajo mal pagado en el sentido de que no es reconocido, y quien ejerce la comunicación popular tiene que meterse las manos en el bolsillo y sufragar los gastos que, en el caso de la comunicación convencional tendría que sufragar una empresa. “Estoy seguro que muchos de los presentes han tenido que poner parte de su patrimonio para comprar un equipo, o pagar la impresión de un periódico. Y quienes trabajamos en la comunicación convencional tenemos que ver eso con admiración, y vernos en ese espejo para aprender de ese esfuerzo que desde la comunicación popular se hace”.
En ocasiones, desde el campo de la comunicación formal, tradicional, hay una serie de herramientas, de conocimientos, avances, que no son patrimonio, ni conquistas del capitalismo; sino de la humanidad. Ese bagaje de herramientas que ofrece la comunicación tradicional, tiene que estar también al alcance de la comunicación popular.
“Nosotros, desde el Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información, nos ponemos a la orden para impulsar la comunicación popular también con esfuerzos relativos a la formación; que no se quede sólo en la provisión de trasmisores, de herramientas para la comunicación; sino también para incidir en los contenidos de la comunicación popular en general”, exhortó el ministro Villegas.
Y recordó que a él le place mucho, que un aporte fundamental para la clarificación de la verdad histórica sobre los sucesos de abril de 2002, fue “Puente Llaguno, claves de una masacre”, la cual no es obra de un periodista, sino de un comunicador popular como es Ángel Palacios, quienes dio al país y al mundo un aporte crucial para conocer la verdad de lo ocurrido en aquellos hechos, tergiversados por los medios de comunicación golpistas.
Siguenos a traves de nuestro twitter @elparroquiano
No hay comentarios.:
Publicar un comentario