No les ha pasado que cuando salen a conversar con sus amistades, todo el
mundo está pendiente de revisar sus teléfonos inteligentes y nadie le
presta atención a la conversación. Esto se debe a que los smartphones,
han acabado con la educación.
Un reciente estudio publicado por Qualified Impressions, arrojó que en una conversación de adultos, los involucrados mantienen contacto ocular entre el 30 y 60% de la conversación y el resto del tiempo miran el teléfono móvil a fin de verificar si han recibido alguna notificación. El estudio también concluyó que se mira menos a la otra persona cuando se conversa que cuando se escucha.
Por su parte, Sue Shellenbarger del Wall Street Journal, señala que esta falta de educación de no mirar a la persona que se habla, afecta a los venteañeros y los “nativos digitales” quienes tienen como costumbre natural mirar sus móviles. “Es culturalmente aceptable responder al teléfono durante la comida o mirar los resultados de los partidos de beisbol.
Normas del Buen hablante y del buen oyente
Si bien es cierto, mirar siempre a la persona que habla, es una de las normas fundamentales del buen hablante y del buen oyente, aunque contrariamente Mark Zuckerberg de CEO de Facebook, ha manifestado que no hay nada de malo en echar un vistazo al móvil “todo eso de que la red separa a la gente es una exageración”, más bien considera que estas herramientas permiten mantener en contacto a la gente.
Un reciente estudio publicado por Qualified Impressions, arrojó que en una conversación de adultos, los involucrados mantienen contacto ocular entre el 30 y 60% de la conversación y el resto del tiempo miran el teléfono móvil a fin de verificar si han recibido alguna notificación. El estudio también concluyó que se mira menos a la otra persona cuando se conversa que cuando se escucha.
Por su parte, Sue Shellenbarger del Wall Street Journal, señala que esta falta de educación de no mirar a la persona que se habla, afecta a los venteañeros y los “nativos digitales” quienes tienen como costumbre natural mirar sus móviles. “Es culturalmente aceptable responder al teléfono durante la comida o mirar los resultados de los partidos de beisbol.
Normas del Buen hablante y del buen oyente
Si bien es cierto, mirar siempre a la persona que habla, es una de las normas fundamentales del buen hablante y del buen oyente, aunque contrariamente Mark Zuckerberg de CEO de Facebook, ha manifestado que no hay nada de malo en echar un vistazo al móvil “todo eso de que la red separa a la gente es una exageración”, más bien considera que estas herramientas permiten mantener en contacto a la gente.
“Todo eso de que la red separa a la gente es una exageración”Expertos en comunicación consideran que este fenómeno de mirar siempre el móvil, es un efecto del miedo de perderse algo, por lo que los más jóvenes revisan continuamente las redes para verificar que hacen los demás, actividad rutinaría que crea ansiedad.
Sin embargo, concuerdan los expertos que mantener contacto visual es señal de estatus, confianza y respeto, tres valores importantes a la hora de relacionarse de manera extra verbal con los demás.
Por su parte Simón Baron-Cohen, en una peculiar investigación, explicó que los fetos que se han visto expuestos a una mayor cantidad de testosterona en el útero suelen mantener menos el contacto visual una vez nacidos.
Si bien es cierto, expertos concuerdan que saber mirar es algo que muchas personas saben hacer de manera natural y a otras les cuesta enormemente hacerlo, pero las miradas revelan:
Sinceridad: se cree que las personas sinceras son las miran a los ojos y las que desvían la mirada, los que mienten. Pero la idea que los ojos puedan delatar a una persona mentirosa, un estudio publicado por Caroline Watt, en la revista PLoS One, “no hemos descubierto ninguna relación entre ambos hechos”
Estatus: La mirada desde tiempo ancestrales es uno de los signos de dominación más claros, apartar o bajar la mirada demuestra sumisión, algo que funciona tamto para los hombres como las mujeres.
Cordialidad: Mirar a los ojos es una señal de interés, desviar la mirada es la demostración más clara de desinterés y por ende, no somos merecedores de la atención de nadie, pero más importante aún es que las miradas establecen una conexión emocional e intimidad con los demás.
Confianza: Las personas inseguras tienden a mantener menos tiempo la mirada. Por lo que en definitiva, la voluntad de mantener o desviar la mirada dice mucho del estado mental, e incluso del estado ánimo que se tiene, al punto que cuando se tiene el ánimo decaído se tiende a mirar más hacia el piso y no mirar a nadie a los ojos.
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