Gran
Sabana, 02.04.2014.- Aventurarse
al sur de Venezuela es arriesgarse a vivir una máxima
experiencia donde la adrenalina, la sorpresa y la grandiosidad
estarán a la orden del día. Y es que en el estado
Bolívar, se encuentra uno de los escenarios más imponentes del
planeta tierra, donde inició la vida, y donde aún permanece, a
pesar del paso de los siglos, uno de los Parques
Nacionales más grandes del orbe: Canaima.
Decir
Canaima,
es evocar imágenes de tepuyes milenarios, saltos majestuosos,
cuna de una cultura aborigen y conexión obligada al centro de
la paz y el equilibrio del mundo. Este Parque Nacional,
Patrimonio Natural de la Humanidad
decretado por la Unesco en el año 1994,
constituye un punto de referencia turístico internacional que
anualmente recibe a millones de visitantes quienes viven una
aventura ancestral.
Son múltiples los puntos que el visitante puede
encontrar a lo largo y ancho de la Troncal 10,
vía principal que conecta la gran parte del Parque
Nacional hasta Santa Elena de Uairén. Cada uno de ellos
tiene el toque de la magia y el toque ilusorio que le
permitirá al turista querer retornar, e incluso querer
quedarse en un paraíso natural de proyección internacional.
¿Cuál
es su destino? ¡Canaima sin lugar a dudas!
Si su elección es ir al extremo oriental del Parque
Nacional Canaima, cuya extensión es 30 mil kilómetros,
es posible arribar vía aérea a Ciudad Bolívar o Puerto Ordaz y
de ahí emprende recorrido vía hacia el sur donde tendrá
contacto directo con poblaciones emblemáticas como El
Callao, donde se celebra el carnaval internacional más
importante de Latinoamérica o Guasipati o Upata, ricas
en cultura y tradición.
Una vez que entre a la Gran Sabana, pase por
la famosa Piedra Virgen o el Monumento al Soldado
Pionero, entrará en contacto con el paisaje milenario
más antiguo del planeta. En este punto ya es posible
vislumbrar los primeros saltos o poblaciones más antiguas del
pueblo pemón.
Es
así como es posible entrar en contacto con los saltos Torón
y Toroncito, que constituyen dos saltos de aguas oscuras de paisaje
perfecto que le permitirá un contacto sano con la exótica
naturaleza y el verdadero silencio que sabrá apreciar en cada
instante de esta mágica experiencia.
La sorpresa continúa a la orden del día. En la mochila de los viajeros ya
que se avizora la población de Kavanayén que es un
sitio de gran interés debido a su infraestructura,
caracterizada por construcciones de piedras, en particular la
catedral, principal atractivo turístico del poblado. Degustar
la tradicional gastronomía y adquisición de artesanía local
es una opción en la comunidad.
A medida que avanza la vía, y perdiendo la cuenta de la
cantidad de atractivos maravillosos que se ubican en camino,
el turista se topa con Karuay, área de balneario de
aguas cristalinas y refrescantes. Al salir de ahí, y con la
rapidez necesaria se encuentra los famosos Rápidos de
Kamoirán, que son una serie de saltos formados por el río
donde podrá alojarse y contar con el servicio de combustible
y telefonía.
Con las energías puestas en el cuerpo y en el auto es
posible continuar la ruta maravillosa por el Patrimonio
Mundial y encontrarse con el Salto Kawi, una serie de 7
cascadas y un tobogán de 40 metros
aproximadamente. Kawi es el centro del saber milenario
ya que en este lugar es posible el diálogo con los chamanes de
la zona quienes mostrarán las bondades de la tierra bendita.
Naturaleza
exótica por los cuatro costados
Y bendito también es considerado el Kamá Merú.
Esta impresionante caída de agua de 80 metros
se levanta en una zona con gran nivel de interés turístico
donde los visitantes no solo pueden bañarse en las riberas de
la caída, sino que también pueden pernoctar y despertar con
uno de los obsequios impagables de la naturaleza: un amanecer
en la Gran
Sabana.
Esta inspiración de Rómulo Gallegos permanece intacta a
los ojos que observarán es las inmediaciones de esta zona el Salto
La
Golondrina, caída que se encuentra
caminando aproximadamente 16 kilómetros y
que es la verdadera recompensa a la caminata ya que es posible
encantarse con la cascada sobre la roca jaspe.
Al recoger la mochila, el aventurero turista debe
aclarar nuevamente su mirada para contemplar, con los 5
sentidos lo que verá en el Mirador del Oso. Es un sitio
privilegiado donde puede observarse la cadena oriental de
tepuyes: Urú (2.650 m), Tramen (2.700 m),
Karaurin (2.500
m), Wadoka (2.000 m),
Iwarkarimo (2.400 m), Kukenán (2.650 m)
y el Roraima (2.723 m).
Después de esta impresión es necesario que el turista
esté consciente de que la aventura continúa. Y la mejor
muestra de la realidad de esta afirmación es encontrarse con Arapán-Merú
o Quebrada de Pacheco, mágico salto donde es posible
encontrar piscina y jacuzzi totalmente natural. Además existe
área de alimentación y ventas de artesanías autóctonas.
Suruape es la siguiente parada del viaje maravilloso. Esta es
una serie de saltos y pozos derivados del río Suruape donde se
ofrece las muestras artesanales elaboradas por los gentiles
pemones.
Es
así como se establece un itinerario en la tierra prodigiosa. Solo es necesaria una inyección de adrenalina y podrá
ir al Parque Nacional Canaima. Las fotografías, la
alegría, los rostros de felicidad y la diversión extrema son
los únicos recuerdos que se podrá traer con usted.
¡Canaima
es la experiencia que debes vivir aunque sea una vez en su
vida!
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