Esta especie, que se encuentra en peligro de extinción, forma parte
de un programa de conservación que el Estado venezolano ejecuta desde
hace más de 20 años y que -tal como lo acotó el ministro Miguel Leonardo
Rodríguez- recibió un reimpulso en Revolución. Hasta la fecha han sido
liberados unos 630 mil a 650 mil ejemplares.
Hay playas, en el río Orinoco, que en verano relumbran bajo el sol y
en invierno están cubiertas por las aguas. Fue sobre uno de esos
espacios de corta vida -en Santa María del Orinoco, estado Apure- donde
la existencia milenaria de las tortugas arrau volvió a ganarle una
partida a la extinción. Tortugas pequeñas (de un año de vida), y también
tortugas enormes (de más de 50 kilos de peso) fueron liberadas el
sábado al mediodía en un acto encabezado por el titular del Poder
Popular para el Ambiente (Minamb), Miguel Leonardo Rodríguez.
En la jornada -marcada por una verdadera fiesta popular con la
participación de niñas, niños, adultas y adultos de las comunidades
cercanas- el despacho ambiental soltó en el río Orinoco 20 mil
tortuguillos (que habían sido captados de los nidos el año pasado) y 140
ejemplares de mayor tamaño y de más edad. Hay cosas que no se pueden
fingir, y el amor y el respeto por los animales y por la naturaleza es
una de ellas. El propio Rodríguez, entre sonrisas y con extremo cuidado,
cargó la tortuga más grande y longeva y la llevó hasta la orilla para
que se reencontrara con el agua.
CUIDADOS DURANTE UN AÑO
El programa de conservación de la tortuga arrau -especie en peligro
de extinción- suma más de 20 años de trabajo, durante los cuales no solo
se mantuvieron en pie las liberaciones de tortuguillos, sino que se
edificó un refugio en Santa María del Orinoco; sin embargo, como lo
recordó el sábado el ministro bajo el sol implacable que relumbra en la
zona, fue en Revolución que experimentó un decidido reimpulso.
“Este programa realmente se vigorizó mucho a partir del año 2000”,
subrayó. Hasta la fecha han sido liberados unos 630 mil a 650 mil
ejemplares, “y el 90% se ha hecho, justamente, en los últimos años”,
celebró.
Rodríguez enfatizó que las tortugas desovan en las playas que el
verano deja en el Orinoco. En 2014 “desovaron casi 600 tortugas” en
igual número de nidos. “Ellas son muy fértiles, pero la posibilidad de
sobrevivencia es muy baja”, acotó. Con el programa se busca captar los
tortuguillos recién nacidos, llevarlos a zoocriaderos, alimentarlos y
cuidarlos durante un año y liberarlos con un tamaño de 15 centímetros o
más, lo que les ofrece mayores posibilidades de supervivencia.
“Para nuestro gobierno, para la Revolución Bolivariana esto no es una
postura, este no es un show que hacemos. Ustedes ven el sacrificio que
implica el solo llegar aquí”, expresó el ministro. Y no lo decía por
exagerar: los equipos periodísticos -invitados por el Ministerio del
Poder Popular para el Ambiente- volamos el sábado temprano hasta Puerto
Ayacucho (Amazonas) en un avión Skytruck de la Guardia Nacional
Bolivariana (GNB). De Puerto Ayacucho rodamos casi una hora por tierra
hasta El Burro, acompañados por Javier Valera, director general de la
Oficina Nacional de Diversidad Biológica, quien en el trayecto explicó
el cambio de visión en la construcción de la estrategia para resguardar
las especies en riesgo. En el embarcadero de El Burro abordamos lanchas
Piraña de la GNB; en ellas recorrimos más de 40 minutos hasta llegar a
Santa María del Orinoco, donde las tortugas esperaban por su liberación
ante por lo menos tres decenas de personas expectantes.
“Nosotros dormimos en esta playa, y digo dormimos porque aquí
estábamos para ver el desove. Luego, 45 a 60 días después, para ver la
eclosión, recoger los tortuguillos, llevarlos a nuestros tanques” y
protegerlos durante un año. Es un programa “de mucha dedicación”, detrás
del cual hay mujeres y hombres que han dedicado buena parte de su vida a
estos animales, indicó Rodríguez. Una de esas mujeres es Eddys
Solórzano, investigadora y funcionaria del Minamb nacida en los llanos
venezolanos que mantiene un compromiso férreo con la fauna venezolana
desde hace más de dos décadas.
UNA MISMA ESTRATEGIA
El programa para resguardar la tortuga arrau “se inscribe
perfectamente en la estrategia nacional de diversidad biológica” y se
conecta con el quinto objetivo histórico del plan de la patria, remarcó
Rodríguez. Este animal, deploró, fue visto como mercancía para la venta
en el contexto capitalista. Ahora -gracias al esfuerzo sostenido del
despacho ambiental- podría asomarse a una nueva oportunidad en su propia
casa: el río Orinoco.
GESTIÓN COMPARTIDA
El ministro Miguel Leonardo Rodríguez destacó los logros de la
gestión ambiental compartida en cuanto a la conservación de la tortuga
arrau, porque los tortuguillos no solo son criados en el refugio que
tiene el Minamb en Santa María del Orinoco; también son cuidados por
Petrocedeño (en la estación biológica que tiene Petróleos de Venezuela) y
por instituciones del Ministerio del Poder Popular para Agricultura y
Tierras, entre otras organizaciones. En la repartición de tareas también
destaca el rol de la Guardia Nacional Bolivariana, responsable de la
protección de estos animales, de sus nidos y de sus huevos.
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