Madrid.- El exceso de velocidad provocado por el maquinista y su falta de atención
al responder a una llamada del interventor, fueron las causas del
descarrilamiento de un tren el pasado 24 de julio en Santiago de
Compostela (norte) que provocó 80 muertos.
Según un informe de la Comisión de Investigación de Accidentes
Ferroviarios (CIAF), órgano adscrito al Ministerio español de Fomento,
al que ha tenido acceso EFE, el tren circulaba a 179 km/h en una curva
limitada a 80 km/h.
Como causa coadyuvante se apunta la falta de atención del maquinista
pues, al responder a la llamada telefónica, no aplicó el freno de forma
adecuada para reducir la velocidad antes de la entrada a la curva.
En el informe para determinar las causas del accidente en que
murieron 80 personas y 147 resultaron heridas, los técnicos de la CIAF
entienden que la conversación telefónica, que se prolongó durante 100
segundos, fue excesiva y reiterativa.
Durante este tiempo, el tren recorrió 5.540 metros en los que el maquinista “no realizó parte de su actividad normal de conducción”. De hecho, respondió 6.000 metros antes del inicio de la curva, lo que le impidió iniciar el frenado en el momento oportuno.
El tren descarriló cuatro segundos después de entrar en un punto
fuera del tramo dotado del sistema ERTMS, que conlleva un método
automático de frenado en caso de que el tren supere el límite de
velocidad.
Desde el fin de este tramo hasta el punto de descarrilamiento existen
señales luminosas y carteles que indican el punto en el que debe
efectuarse el cambio de modo Asfa -que no avisa al maquinista del cambio
o reducción de velocidad necesarios en determinados tramos-, así como el cambio de velocidad máxima hasta 80 km/h.
El informe remitido al juez señala además que en el caso de que el
tren hubiera circulado con ERTMS hasta el lugar en cuestión, este
sistema no hubiera limitado la velocidad de acceso a la curva pues desde
este punto se podía circular a 200 km/h con Asfa, siendo el maquinista
el que debía reducir la velocidad.
En sus declaraciones, el maquinista reconoció que no podía explicar por qué no redujo la velocidad,
que el tren iba con minutos de retraso, que no sabía en qué pensaba
antes de entrar en el túnel y que debía contestar la llamada del
interventor, aunque no sabe si ésta influyó en el accidente.
En sus nueve recomendaciones, el informe -independiente de la
investigación judicial- propone señalizar en la vía las reducciones de
velocidad a partir de cierto rango e implantar balizas para controlar la
velocidad y para que se pueda producir su frenado si se rebasa.
También que las comunicaciones con los maquinistas se realicen de
forma segura o que se implante un sistema de grabación de audio y vídeo
en las cabinas.
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