La noche del 11 de julio de 1958, el
sheriff del condado y sus ayudantes irrumpieron en la habitación,
enfocaron sus linternas sobre sus ojos y gritaron:
—¿Quién es la mujer que está en la cama contigo?
—Yo soy su esposa —dijo Mildred Loving.
Richard Loving señaló el certificado de
matrimonio que había colgado en la pared: fue su sentencia. El 20 de
marzo 1924, la Asamblea General de Virginia había aprobado la ley de
integridad racial que, entre otras muchas cosas, prohibía los
matrimonios entre blancos y no blancos (afroamericanos, indígenas o
chinos). En la pequeña localidad de Central Point (Virginia) vivían
Richard Loving y Mildred Jeter, dos jóvenes amigos sin otra
particularidad que la de que él era blanco y ella afroamericana con
ascendencia de nativos americanos. De la amistad pasaron al amor… y
Mildred quedó embarazada. No por obligación, sino porque querían
hacerlo, decidieron casarse en secreto en Washington D.C. por la
prohibición de Virginia. Pero como ocurre en todas las poblaciones
pequeñas, una denuncia anónima lo puso en conocimiento de las
autoridades locales. Richard pasó una noche en la cárcel y Mildred…
alguna más. Ante la amenaza de cumplir una condena entre uno y cinco
años y con argumentos de este tipo:
"Dios Todopoderoso creó las razas
blanca, negra, amarilla, malaya y roja, y las colocó en continentes
separados. El hecho de que él separase las razas demuestra que no tenía
la intención de que las razas se mezclasen".
Los Loving aceptaron el acuerdo que les
propuso el fiscal: si se declaraban culpables, se suspendía la pena de
prisión, pero debían marcharse de Virginia y no regresar juntos durante
veinticinco años. Abandonaron la población y volvieron a Washington
donde vivieron durante cinco años y tuvieron a sus tres hijos.
Regresaban a Central Point cuando podían, pero siempre, y respetando la
sentencia, por separado. En 1963, hartos de aquella estúpida
prohibición, pusieron su caso en manos de la Unión Americana de
Libertades Civiles. Aceptaron el caso, pero se encontraron con un
problema antes de comenzar: al haberse declarado culpables habían
perdido el derecho a apelar. Aun así, consiguieron sacar el caso de
Virginia y llevarlo ante la Corte Suprema de los Estados Unidos en 1967:
el llamado caso Loving contra Virginia. Como los Loving no pudieron
testificar, Richard le dijo a su abogado: “Señor Cohen, dígale a la
Corte Suprema que amo a mi esposa y que es injusto que no pueda vivir
con ella en Virginia“.
La Corte Suprema falló en favor de los
Loving y se consiguió que se derogasen las leyes de segregación racial,
aunque no todos los estados del sur lo aplicaron en aquel momento.
Alabama se convirtió en el último estado en abolir estas leyes en 2000.
En 2007, treinta y dos años después de la muerte de Richard y uno antes
de la suya, Mildred emitió un comunicado en apoyo del matrimonio entre
personas del mismo sexo:
"Creo que todos los estadounidenses,
independientemente de su raza, sin importar su sexo, sin importar su
orientación sexual, deben tener la misma libertad para casarse".
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