Alicia es una madre cabeza de familia que todos los días cruza muy temprano el puente internacional de Rumichaca con cinco paquetes de arroz en su bolso para evitar que le sean decomisados por las autoridades aduaneras y policiales.
En Ecuador las compró en 8 dólares (unos 19.000 pesos) y en su tienda del barrio Puenes, en Ipiales, los vende hasta en 25.000, logrando unos pesos para el sustento de sus tres hijos.
Otros lo hacen en mayor escala, utilizando recuas de mulas. En un día, ocho caballos, en varios viajes, pueden pasar hasta 24 toneladas del grano.
Diariamente, desde muy temprano hasta la noche, plátanos verdes, zapatos, confecciones, licores, cigarrillos, medicamentos, aceites e incluso cargamentos de arroz o gasolina pasan de contrabando por la frontera entre Colombia y Ecuador.
En Ipiales, ciudad colombiana situada en el departamento de Nariño,
ninguna autoridad se atreve a cuantificar el monto en cifras o la
cantidad en productos que pasan de manera ilegal, pero lo que sí
aseguran es que más de 2.000 familias derivan su sustento de esa actividad.
Y hasta productos agrícolas cultivados en Nariño están pasando de
manera ilegal, afectando a los campesinos locales, como ocurrió con las
cuatro toneladas de cebolla –con un valor estimado en 6 millones de
pesos– incautadas el 21 de abril por la Policía Fiscal y Aduanera, en un
operativo en el corregimiento de Pedregal, de Ipiales.
Solo en el primer mes de este año, la Policía incautó más de 1.000 millones de pesos en elementos como calzado, juguetería, medicamentos, licores y textiles de fabricación ecuatoriana. Igualmente se calcula en 76 millones de pesos el contrabando de arroz,
cebolla y plátano incautado en enero. En un puesto de control en la vía
Panamericana, entre Ipiales y Pasto, en un vehículo particular fueron
descubiertos 2.109 pares de zapatos ecuatorianos avaluados en 88,5 millones de pesos.
Toda la mercancía incautada por no presentar los documentos que
acrediten su legalidad y procedencia es dejada a disposición de la Dian.
Un producto común en el contrabando es la gasolina. En Ipiales, las
calles de los barrios San Carlos, Centenario y La Laguna se han
convertido en ‘bombas de tiempo’ por la cantidad de expendios del
combustible. En allanamientos a 13 inmuebles se incautaron 1.500 galones de hidrocarburos,
ocho motobombas, embudos, mangueras y otros elementos, cuyo valor
aproximado es de unos 50 millones de pesos. Fueron capturadas siete
personas.
El arroz, en alza
El mayor Juan Pablo Urdina Mediz, comandante de la Policía Fiscal y
Aduanera en Nariño, advierte que con la Fiscalía tratan de identificar
las estructuras criminales detrás del contrabando de arroz desde
Ecuador. Según Urdina, existe un contrabando abierto o de ingreso libre con bultos que portan etiquetas de empresas ecuatorianas,
y el otro es el técnico, que se almacena en bodegas clandestinas en
Pasto y se reempaca con etiquetas colombianas utilizando documentos
falsos para movilizarlo hacia el interior del país, con competencia
desleal a los arroceros.
Hasta marzo de este año fueron incautados 90.000 kilos de arroz, frente a 80.000 de todo 2014.
El director de la Cámara de Comercio de Ipiales, Harold Delgado, manifiesta que “controlar el contrabando en la frontera entre ambos países es una tarea titánica
por lo extensa de la misma; son más de 500 kilómetros por el lado de
Nariño. A lo anterior se suma que solo por el lado de Ipiales se han
identificado más de 22 puntos o trochas”.
Se persigue al grande y pequeño contrabandista, aunque las
autoridades son conscientes de que muchas familias dependen del comercio
local binacional o complementario. “En la mayoría de las tiendas de
todos los barrios se observa la venta de productos ecuatorianos, pero en
esta zona ha disminuido el ingreso de contrabando menor”, sostiene
Delgado.
También llegan a comprar
Con la nueva dinámica económica de la frontera a partir del proceso
de dolarización en el vecino país, en algo se beneficia el comercio.
Ahora llegan a adquirir electrodomésticos y otros productos
manufacturados. Los fines de semana, las plazas de mercado de Ipiales y
municipios aledaños se llenan de personas provenientes de Tulcán, Ibarra
y Otavalo. El alcalde de Ipiales, Darío Vela de los Ríos, dice que una ciudad de frontera tiene una dinámica muy diferente en relación con una del interior. “Aquí existen muchos negocios que las autoridades tienen que entender; no podemos ponerle talanqueras a la gente que nos visita”.
En relación con el contrabando, dice que “la gente tiene que vivir de algo, no hay otras alternativas de trabajo en nuestra ciudad, por lo que tenemos que aprovechar al máximo la frontera con Ecuador y esperar a que los ecuatorianos nos visiten y atenderlos de la mejor forma”.
Por el puente internacional de Rumichaca regularmente transitan 6.800
vehículos, pero los sábados, domingos y feriados esa cifra aumenta a
11.200, según el registro del Ministerio de Transporte y Obras Públicas
de Ecuador.
Lo que deja de percibir Nariño
Según el secretario de Hacienda de Nariño, Plinio Pérez, las finanzas
del departamento se centran en los impuestos que se cobran por concepto
de licores y por cigarrillos, productos que están llegando desde China y
Ecuador. Eso representa una pérdida de entre 13.000 y 15.000 millones de pesos anuales.
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