Si
los tabloides británicos hubieran existido en el siglo XVIII, se
habrían vuelto completamente locos con la historia de la familia del
campesino ruso Feodor Vassilyev.
¿Por
qué? Su primera mujer –cuyo nombre se perdió en la historia- tiene el
récord mundial de haber traído al mundo el mayor número de niños.
Según
el informe de un monasterio local para el gobierno de Moscú, entre 1725
y 1765, del vientre de la señora Vassilyev nacieron 16 pares de
gemelos, siete grupos de trillizos y cuatro de cuatrillizos, en 27
partos diferentes.
La gran suma total: 69 niños.
Ya
se podrán imaginar cómo el editor de un periódico hoy en día
reaccionaría ante tal fecundidad, especialmente teniendo en cuenta el
clamor sensacionalista de los últimos años sobre el caso de Nadya
Suleman, la madre que tuvo octillizos, quien tiene en total 14 niños.
O el de la familia Radford, en Reino Unido, con 16 hijos... y un programa de televisión.
Pero, ¿es realmente posible dar a luz a más de 60 bebés?
"Suena
a fantasía. ¿69 hijos? ¡Qué va!", me dijo James Segars, director del
Departamento de Ciencia Reproductiva y de Investigación de Salud de la
Mujer de la Johns Hopkins University.
Decidí ir más allá en esta sorprendente –y aparentemente dudosa- historia, y consulté a varios expertos sobre reproducción.
Tenía
la esperanza de descubrir los límites fundamentales a la cantidad de
hijos que una mujer puede traer al mundo de forma natural.
Pero,
en el trascurso de esa investigación, también descubrí que, si tenemos
en cuenta a la ciencia moderna, una mujer puede, en teoría, convertirse
en la madre de muchos más niños que jamás hubiéramos imaginado.
Matemáticamente posible, biológicamente improbable
En primer lugar, hay que considerar las cifras del informe de Vassilyev.
¿Habría tenido tiempo suficiente para 27 embarazos en los 40 años que especifican?
En
principio, la respuesta parecer ser que sí, especialmente si tenemos en
cuenta el hecho de que los trillizos y cuatrillizos nacen generalmente
antes de lo normal.
Estos
son algunos cálculos aproximados: 16 gemelos en 37 semanas; siete
trillizos en 32 semanas; cuatro cuatrillizos en 30 semanas.
Si
sumamos todo, la señora Vassilyev estuvo embarazada durante 18 años en
40 años; la mitad del tiempo, o cerca de dos décadas, de antojos de
pepinillos y helado.
Pero, si eso es posible realmente, es otra historia.
Para empezar, ¿podría haber sido lo suficientemente fértil durante un periodo de tiempo tan prolongado?
Las
mujeres normalmente tienen su primera menstruación alrededor de los 15
años, cuando sus ovarios comienzan a liberar un óvulo cada 28 días.
Esta
ovulación continúa mientras dura el suministro de óvulos, el cual,
hasta lo que sabemos, se detiene con la llegada de la menopausia, que
suele aparecer en torno a los 51 años.
Sin embargo, mucho antes de la menopausia la fertilidad de las mujeres cae en picada.
"El
porcentaje de posibilidades de tener un bebé por ciclo cuando una mujer
tiene 45 años es aproximadamente de un 1% por mes", dice Valerie Baker,
profesora de obstetricia y ginecología de la Stanford School of
Medicine.
A medida que una mujer se hace mayor, la cantidad y la calidad de óvulos disminuye.
A
mitad de camino de su desarrollo, los fetos femeninos que aún no
nacieron tienen hasta siete millones de células ováricas, pero nacen con
tan sólo cerca de un millón de óvulos.
Y sólo unos pocos cientos de miles de óvulos sobreviven hasta la edad adulta.
De
estas "legiones", técnicamente conocidas como folículos, cerca de unos
400 llegan a madurar y, finalmente ovulan, asumiendo un lapso de 30 años
de edad fértil.
El
último de estos óvulos, ovulado al final de la fase fértil de la mujer,
tiene, de lejos, más posibilidades de acumular daños y mutaciones,
tales como anomalías cromosómicas.
Muchos embarazos con estos atípicos óvulos acaban en aborto espontáneo.
"La mayoría de las mujeres no se quedan embarazadas después de los 44 o los 42 años", dice Segars.
"Pero, de vez en cuando, oímos hablar de mujeres que se quedaron embarazas en el final de la cuarentena".
Además,
la capacidad para quedarse embarazada disminuye tras cada embarazo, ya
que éstos hacen estragos en la anatomía reproductiva de la mujer.
Y
si la señora Vassilyev dio el pecho a sus hijos, lo cual es de esperar
de una campesina que no habría podido permitirse el lujo de mantener
nodrizas, su cuerpo no habría ovulado.
Este
método biológico natural de control de natalidad podría haber alargado
aún más las probabilidades de que se hubiera quedado embarazada con
tanta frecuencia como para, al parecer, llegar a tener 69 hijos.
Feodor
y su esposa, por lo tanto, tendrían que haber sido extremadamente
afortunados (o desafortunados) para haber continuado dando en el blanco
después de los 50.
Labor de supervivencia
Pero los obstáculos para traer a 69 bebés al mundo no se acaban aquí.
El
desvanecimiento del "reloj biológico" de la mujer tiene mucho sentido
desde el punto de vista evolutivo, ya que llevar a cuestas y parir a un
bebé es una tarea increíblemente difícil, más aún con la edad.
"La
naturaleza quería poner límites", dice Baker. "El embarazo es la tarea
más exigente a nivel físico que experimenta el cuerpo de una mujer".
Esta
carga de trabajo es lo que realmente comienza a minar la credibilidad
de la historia de Vassilyev –especialmente si tenemos en cuenta que tuvo
lugar hace cientos de años, en la Rusia rural.
En los países desarrollados, la atención obstétrica moderna, como las cesáreas, ha reducido las tasas de mortalidad materna.
Suponer que la señora Vassilyev sobrevivió a 27 partos es, por lo tanto,dudoso.
"En
el pasado, cada embarazo ponía en riesgo la vida de la madre; en
particular, los riesgos de complicaciones serias -y mortales- como
hemorragias, se disparan con los embarazos múltiples", dice Segars.
"Cada embarazo era entonces una complicación, incluso los embarazos únicos".
Un montón niños
Las múltiples concepciones de la señora Vassilyev –gemelos, trillizos y cuatrillizos- son bien difíciles de creer.
Los
embarazos gemelares y sus numerosas permutaciones pueden producirse de
dos formas: o bien múltiples óvulos fueron fertilizados exitosamente con
espermatozoides –aquellos que llamamos mellizos- o un solo óvulo
fertilizado se dividió en dos (o más) embriones, dando lugar a gemelos
idénticos, con el mismo código genético.
En
general, esto sucede muy raramente, aunque es cierto que algunas
familias son más propensas a tener gemelos, y la esposa de Feodor
podría, por tanto, haber sido un ejemplo extremo.
Pero
las probabilidades de que la señora Vassilyev hubiera concebido estos
bebés y después sobrevivido a 16 partos gemelares –por no hablar de los
cuádruples- parecen astronómicas.
"Incluso
si sólo hubiera sobrevivido a 16 partos gemelares, me sorprendería",
dice Jonathan Tilly, de la Northeastern University, quien está
investigando células madre ováricas para su aplicación en problemas de
fertilidad femeninos.
Y
hay algo más que no encaja en la historia de Vassiluev: supuestamente,
67 de esos 69 niños sobrevivieron a la infancia, en una época en la que
la mortalidad infantil era muy alta, más aún en los nacidos en partos
múltiples.
Finalmente,
hay una cuestión que resulta totalmente inverosímil: ¿qué mujer querría
hacer eso? "¡Simplemente piensa en todo el estrés!", dice Baker.
Segars
está de acuerdo; la razón final por la que duda de la afirmación de
Vassilyev es la "sensatez". "No podría imaginar vivir en esa casa",
asegura.
Después
de todo, si fuera cierto, la enorme proporción de cuidado de niños
podría haber sido la razón por la cual, tras décadas de matrimonio, los
Vassilyev se separaron.
Feofor, ya entrado en años, se casó con otra mujer que, supuestamente, tuvo "solamente" 18 niños.
Entonces, ¿cuál es el límite?
Responder a esta pregunta hoy en día es complicado porque los límites "naturales" ya no se aplican estrictamente.
Para
empezar, las tecnologías de reproducción asistida, desarrolladas a
finales de la década de los 70, dieron lugar a un aumento de gemelos,
trillizos y demás.
Además, gracias a los vientres de alquiler, una misma familia puede tener más niños.
Pero
tal vez lo más intrigante, según las investigaciones de los últimos
años, es que los confines de la reproducción femenina podrían ser mucho
mayores de lo que imaginamos.
Estudios
recientes sugieren que los ovarios de la mujer contienen "células madre
ováricas" que, si se estimulan adecuadamente, pueden permitirle
producir ovarios casi de forma ilimitada.
Aunque
muchos médicos tienen sus dudas, Tilly cree que podría activarse este
"mecanismo" en las mujeres, para ayudar a aquellas que tengan
dificultades en el suministro de óvulos -que pueda estar prematuramente
agotado por tratamientos contra el cáncer, por ejemplo.
Si
ese procedimiento llegara a ser posible, pongámonos en una situación
extrema: los medicamentos para la fertilidad podrían usarse para inducir
la hiperestimulación ovárica, por lo que múltiples folículos madurarían
y ovularían a la vez.
Estos
óvulos podrían ser extraídos con una cirugía y fecundados in vitro,
fuera del cuerpo, para después volver a ser colocados, quirúrgicamente,
en los úteros de un ejército de madres de alquiler, que llevarían el
feto (o los fetos) hasta su desarrollo final.
Cada una de ellas podría, potencialmente, tener gemelos, o más.
Desde
un punto de vista reproductivo, las mujeres podrían, por tanto, ser
"como hombres", y tendrían la capacidad de traer al mundo a cientos, o
incluso miles de niños, superando muy por encima a Vassilyev.
Tilly
asegura que con su investigación no pretende, de ningún modo, que las
mujeres tengan miles de niños; la idea es ayudar a aquellas que tengan
problemas de fertilidad.
También espera poder equilibrar el panorama de la fertilidad en cuanto a géneros.
"Tratamos el tema de la fertilidad masculina ilimitada con indiferencia, porque sabemos que podemos hacerlo", dice Tilly.
Tilly
considera que la igualdad que las mujeres han perseguido en las últimas
décadas debería aplicarse también a la procreación. "En realidad, no
debería de haber diferencias entre sexos".
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