Los efectos de las elecciones del 6 de diciembre de 2016 nos continúan
deparando muchas sorpresas y quizás la más interesante ha sido la
designación de Emma Ortega como Ministra del Poder Popular para la
Agricultura Urbana. La primera sorpresa es que se trata de una total
desconocida en el panorama institucional y su designación no es producto
de un enroque o una mediática trabajada. Emma se coloca como ministra
de manera inusitada, sin que en apariencia pertenezca a alguno de los
grupos que siempre rodean a todo gobierno.
Sin embargo, el aspecto más interesante aún es la pronta salida de la
cartera que le fue entregada. Su gestión duró sólo 15 días (tal vez un
record), cuestión que arroja al pensamiento ciudadano un conjunto de
significativas interrogantes. Como dicen en el argot beisbolístico,
frente al batazo de jonrón, su salida pinta un "¿Por qué?" del tamaño
del cerro Guaraira Repano. La otra interrogante tan gigantesca como el
cerro Bolívar es: ¿Qué hizo? En doble sentido, a saber: ¿Qué hizo para
ser nombrada?, y ¿Qué hizo para ser destituida?
Pareciera que lo que hizo Emma para ser designada como ministra tiene
fuerte relación con lo que hizo para que se le destituyera, a esto se le
llama coherencia. De lo que se sabe en su historial, Emma es una
trabajadora de la tierra, de la agricultura, con honda raigambre en el
estado Aragua. Su creencia en lo que hace no es muy conocida en el
terreno de la alta mediática, donde al parecer se miden las incidencias
por la importancia de la figura en los cargos y la rentabilidad que
tienen las matices del momento. El trabajo de Emma es de aquellos que no
se apoya en las cámaras de los grandes intereses partidistas,
intelectuales, empresariales, sagrados o faranduleros. Su trabajo es con
la gente, con el pueblo, es un trabajo de hormiguita y al parecer, en
principio, para la tarea encomendada y el perfil personal en función de
impulsar el naciente Ministerio, era importante un dirigente cuyo
trabajo fuera muy próximo a las comunidades: Emma cumple con este
imprescindible requisito.
Otro de los requisitos exigidos para dimensionar el Ministerio era una
persona comprometida verdaderamente con la tierra, que fuera una
trabajadora directa, que no perteneciera a las élites de la tenencia o
la gestión de la tierra. Emma Ortega está consustanciada con la tierra y
su trabajo demuestra efectividad en las propuestas que despliega. Sus
proyectos tienen éxito precisamente en las áreas urbanas y tiene mucho
qué decir desde las plantaciones en áreas pequeñas y medianas adaptadas a
la convivencia en las ciudades. Además es una educadora efectiva en
estas participaciones. Si cumplía con todos los requisitos para impulsar
esta cartera, entonces, ¿Por qué Emma Ortega fue extrañada del
Ministerio del Poder Popular para la Agricultura Urbana que le fue
misionado?
A veces los trayectos veloces, más que los procesos lentos donde se
distraen las reflexiones, arrojan claros destellos para atrapar la
realidad. Las 47 horas del 13 de abril de 2002 nos dio mucha más luz
socio política que las 26.280 horas (tres años) de joven proceso vivido
desde el año 1999. ¿Qué hizo Emma Ortega que en tan sólo 15 días fue
destituida? La respuesta es que creemos que hizo lo que prometió hacer.
Pasando por encima de la burocracia, el papeleo, las sillas, los
escritorios, las oficinas, las imposturas, las mediáticas se atrevió a
trabajar de inmediato, sin más mediaciones que su experiencia de ser el
pueblo que ella misma es. ¡Convocó por sí misma! No necesitó de
amanuenses, ni tinterillos: ¡Convocó y plenó! Eso parece que causó
molestias de antemano. El ego es el peor de los consejeros. En ese
pleno: sencillo, sin aspavientos, retóricas, ni muchas presentaciones
informáticas, Emma presentó su proyecto. Y lo hizo con las manos, con
sus manos, como debe hacer todo agricultor que conoce su trabajo y puede
hablar de él ya que ella es una horticultora: agricultora que mira la
tierra como una posibilidad artística. Cual Nazarena arriesgó sus manos
(Todo lo que tiene el campesino) y produjo el milagro antes que se las
clavaran al madero.
Como ser especial, Emma produjo una conmoción en Venezuela que por
fortuna, los medios formales no han visto ni sentido, porque la
propuesta de Emma sí está enraizada en el Poder Popular. El Poder
Popular en Venezuela es subterráneo; está en las catacumbas como decía
el comandante Hugo Chávez. Por estas razones, en cuestión de horas,
luego de la reunión del Parque Central, la propuesta de Emma Ortega
había atravesado la patria de Bolívar, había sido escuchada y se había
colocado en la aspiración del pueblo, en su hondo corazón. Su
declaración: "¡Llegó la hora del conuco!", tan contundente y decisiva,
levantó la postergación en que está el trabajo con la tierra en
Venezuela. Como todo grito heroico, su llamado tuvo en el tiempo su
categoría suprema: "No es para mañana: es ya". Sin guardar distancia
alguna, se iguala con el "Por Ahora" del comandante Chávez, con la
diferencia de que nuestro héroe de Sabaneta iba retenido y en Emma medió
la libertad ciudadana que nos hemos dado en 17 años de revolución
bolivariana. Su "YA" mayúsculo se equipara también al "Todo el poder
para los soviets" del 1917 en Rusia, por igual con aquel: "Los días de
la dictadura de Baptista están contados" que pronunció Fidel Castro ante
sus doce compañeros sobrevivientes del hundido buque Gramma, mientras
se salvaban de la corriente de un río; además, con el discurso
pronunciado por el personaje Andrés Barazarte del filme venezolano País
Portátil, al responder la pregunta del por qué estaba en la guerrilla de
los años 60: "Es que ya no puedo esperar más"- dijo.
Militante de la vida como lo es Emma Ortega no pueden esperar más por la
burocracia, por la lentitud del sistema institucional, por la burla de
algunos funcionarios, por la saña de los politiqueros. Por esto el
proyecto de Emma en cuanto a la agricultura urbana ES PARA HOY, no puede
esperar, porque cada día que pasa se nos va a morir de hambre un niño
condenado por el capitalismo en esta guerra económica, es por esto que
miles de madres escucharon su voz y su llamado como una labor de
esperanza y se armaron su conuco YA.
En Emma Ortega se visualiza la dinámica de una genuina ontología
popular. La trascendencia del SER PUEBLO desde una práctica social
conjuga su experiencia y gatilla su historia. Emma se está encontrando
directamente con Simón Rodríguez en este breve tránsito ministerial y el
maestro le da todo el valor que tuvo para afrontar la adversidad.
Recordemos que el maestro enfrentó la ceguera del Mariscal Sucre y las
insidias de las oligarquías que envenenaron su buena fe. Cuando el
maestro pidió que se le diera las gentes más desfavorecidas, más
explotadas, más humilladas para iniciar su extraordinario proyecto
educativo en el Sur fue tratado de "loco" y su personalidad vertical fue
desprestigiada, humillada, vilipendiada, ofendida. Sus proyectos
innovadores fueron objeto de burlas. Sospechamos que hoy Emma vive algo
similar. Tal vez por la osadía de soñar con la prontitud, con la
urgencia frente a la agresión imperial que vivimos se le tilde de
"loca"; es posible que por utilizar tiras de papel, tela, hojas o ramas
para explicar sus ideas, tal vez porque dibuja con sus manos en el aire
los sueños que ya ha realizado, se piense que su método no es válido.
Emma Ortega no está sola. Cientos de miles de "pueblo" como ella andan
por las comunidades en lo espléndido de esta tierra, desplegando los
sueños colectivos. Tal vez el gran pecado que cometió al reunirse con
"otros y otras Emmas" en Parque Central fue decirse: "Creemos en
nosotros", "Es posible", "Vamos ya", "Es hoy". A diferencia de los
politiqueros que han conformado la historia patria desde 1492, Emma
Ortega cree en el pueblo que ella misma es, lo sabe capaz, honesto,
"sabio, paciente", heroico y ya ha resuelto el dilema ontológico del
sujeto histórico de la revolución bolivariana. Emma Ortega no aceptó un
ministerio para "estar con el pueblo" porque desde ya ES PUEBLO. Por lo
tanto, Emma no es hija de Chávez, ni hermana, ni heredera, Emma ES
Chávez, se hermanaron desde los postulados de ambos y hoy comparten sus
mismas prácticas. Chávez vive porque el pueblo que es Emma, vive. Sin
pueblo Chávez no vive y viceversa.
Hay en la sociedad venezolana una consternación generalizada por la
destitución de Emma Ortega. Su esperanza trabajada como influencia sutil
desde la cotidianidad popular cobró en 15 días la devastadora fuerza
del efecto mariposa que arrasa con toda adversidad y hace pueblo. Muchos
pensaron (y todavía piensan) que se trataba del ejemplo que
necesitábamos en el "por ahora". Sin embargo, no proponemos desde este
artículo su restitución, por el contrario, este caso demuestra cuán
distanciado pudiera estar el gobierno del presidente Maduro de las
propuestas populares que no tienen la rimbombancias de los grandes
proyectos que se han vuelto sal y agua con los años, pero que llevan
desde la sencillez el signo de la victoria en lo porvenir. Así como fue
excelente su designación porque permitió estar frente a una dimensión
decisiva que hace vida en las comunidades y terminará salvando al mismo
presidente Maduro y a la revolución, de la misma manera es importante su
destitución porque demuestra muchas cosas y hace que el proyecto de
conuco se fortalezca de manera autogestionaria. Los reaccionarios se
burlaron del gobierno por la destitución en 15 días de la ministra del
Poder Popular para la Agricultura Urbana, pero no han osado burlarse de
Emma Ortega. La acción de Emma Ortega ha impulsado la pequeña
agricultura en los rincones venezolanos en tan solo de 15 días, cosa que
nadie había logrado. Libra por libra, como se dice en términos
boxísticos, ella es el ministro más eficiente que ha tenido toda la
historia republicana.
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Nananana la botaron por que es rolo e loca y punto.
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