Ganar un premio Óscar es un sueño que acarician muchas de las
personas involucradas en la industria del cine, sin embargo no es el
deseo de todos. La historia de la Academia demuestra que hay quienes no
están contentos con la premiación y mucho menos con la idea de tener que
pararse frente al público a recibir la estatuilla dorada. A
continuación recordamos tres casos:
Marlon Brando
En 1973, en la cuatrigésimo quinta edición de los premios Oscar,
Marlon Brando, conocido por su carácter rebelde, rechazó el trofeo que
ganó por su interpretación de Vito Corleone en “El Padrino”, filme de
Francis Ford Coppola.
El actor envió a una nativa americana, Sacheen Littlefeather, quien
subió al estrado para rechazar la estatuilla y, en su lugar, leer un
discurso de parte del actor donde criticaba y mostraba su rechazo a la
Academia por el maltrato que recibían los indios en el pueblo americano y
en las películas de Hollywood.
George C. Scott
Quien se la pasó renegando de la premiación y la Academia por varios
años fue el actor George C. Scott. Su primera nominación la obtuvo en
1959 por “Anatomía de un asesinato” de Arthur Hiller. La siguiente
nominación la obtuvo en 1961 por “El buscavidas” de Robert Rossen. En
aquella segunda ocasión, Scott, enfadado, se pronuncia ante la Academia,
asegurando no estar de acuerdo con que se ponga a competir a compañeros
y pide que retiren su nombre oficialmente de las nominaciones.
Haciendo caso omiso a las peticiones del actor, la Academia vuelve a
nominarlo en 1971, esta vez por su espectacular interpretación del
General George S. Patton Jr. en la película “Patton” de Franklin J.
Schaffner.
Dudley Nichols
Este guionista fue el primero en rechazar un Óscar. En 1936 fue
galardonado con la estatuilla dorada por la película “El delator” de
John Ford, sin embargo no la aceptó por diferencias gremiales que tenía
con la Academia de Hollywood, ya que él era presidente del gremio de
guionistas.
A pesar de su rechazo, fue nominado nuevamente por las siguientes
películas: “The Long Voyage Home” (1940), “Air Force” (1943) y “The Tin
Star” (1957). Finalmente, decidió cambiar de profesión convirtiéndose en
uno de los periodistas más destacados del “New York Post”.
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