Venezuela festejó la segunda medalla olímpica de su historia en el atletismo, lograda en salto triple a través de Yulimar Rojas, una atleta que hasta hace poco más de dos años practicaba otra prueba. La jornada incluyó otras tres satisfacciones para una delegación necesitada de alegrías: los diplomas olímpicos del equipo de espada masculino, de Jessica López en la final de barras asimétricas y de Yaniuska Espinosa en las pesas
Yulimar Rojas con un salto de 14,98 metros se llevó este domingo, la medalla de plata en la competencia de salto triple en los Juegos Olímpicos Río 2016 . El primer lugar fue para la colombiana Caterine Ibarguen, quien logró alcanzar 15,17 metros para llevarse el oro en la prueba. El bronce fue para Olga Rypakova de Kazajistán que consiguió 14,74 metros.
Venezuela debió esperar 64 años para que una atleta, le quitará el sitial al zuliano Asnoldo Devonish, que en los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952 se apoderó del bronce. En esa ocasión Devonish consiguió el bronce con un salto de 15,52 metros y para la ocasión tenía 20 años de edad. La nueva dueña de la medalla de plata tiene 20 años de edad y cumplirá 21 en octubre.
La mayor recompensa de la medallista es que este es su primer año en la modalidad
Todo comenzó como una travesura. Así lo reveló el hombre que la formó deportivamente, Jesús “Tuqueque” Velásquez. Yulimar Rojas se preparaba a dejar atrás el salto alto que acababa de coronarla en los Sudamericanos de Santiago 2014, y hacer la conversión definitiva al largo. En un descuido del entrenador, la atleta buscó ella misma una tabla de pique, la preparó y ensayó un salto triple, que jamás había practicado en su carrera. La marca fue tan extraordinaria que Velásquez se atrevió a inscribirla en triple para la siguiente competencia, donde estuvo a ocho centímetros del récord nacional. El resto es historia, una que anoche se tiñó de plata, la primera de Venezuela en estos Juegos Olímpicos y la segunda para el atletismo en su historia, tras el bronce de Asnoldo Devonish, también en salto triple, en Melbourne ’52.
Yulimar Rojas logró el domingo la segunda mejor marca de su carrera, un 14,98 solo superado por el 15,02 de junio en Madrid, para escoltar en la previsible final sudamericana a la colombiana Caterine Ibargüen, dos veces campeona mundial y plata hace cuatro años en Londres, quien coronó un brinco de 15,17, uno de los mejores de su prolífica carrera, para hacer frente a la amenaza de la venezolana. Con el bronce se quedaba la campeona defensora, la kazaja Olga Rypakova, con el 14,73 de su primer intento.
Yulimar comenzó mostrando los mismos problemas con su mecánica de carrera que la habían hecho clasificar séptima en la primera ronda del sábado. Saltó 14,32 en su primer intento y dio un foul en el segundo, hasta que en el tercero le salió un 14,87 que la colocaba segunda, tras el 15,03 de Ibargüen en su segunda salida. La marca debía ser suficiente para aguantar hasta el final, y desató el festejo en las gradas, con abrazo incluido, de los hombres detrás de su éxito, el técnico que la formó, Velásquez, y el que la convirtió en leyenda a sus 20 años, el cubano Iván Pedroso. Pero Yulimar no se conformó y apareció en la cuarta ronda con su salto de 14,98, el que la hacía inalcanzable en el segundo lugar.
En sus primeras declaraciones tras su histórica actuación, Yulimar dedicó la plata a su familia, y se declaró incapaz de describir la emoción que la embargaba. La también campeona mundial bajo techo (la más joven de la historia en su prueba) es apenas la tercera medallista olímpica mujer de Venezuela, detrás de las taekwondistas Adriana Carmona y Dalia Contreras, bronce las dos.
Más temprano el equipo de espada de Rubén y Francisco Limardo, Silvio Fernández y Kelvin Cañas (el cuarto hombre y oficialmente el atleta 87 de Venezuela en Río 2016), logró una única victoria frente a Brasil 45-25 para asegurar la presencia entre los ocho del cuadro principal y con ello el diploma olímpico. Luego perderían consecutivamente ante Francia, el ulterior campeón, en final de ocho, y frente a Corea del Sur y Rusia en la lucha por definir posiciones, para conformarse con el octavo lugar.
En la gimnasia, Jessica López repitió su nota de 15.333 de la eliminatoria, pero esta vez en la final de las barras asimétricas, y eso le sirvió para avanzar un puesto, al sexto lugar, y apuntarse el segundo diploma olímpico personal, tras su puesto siete en all-around.
El otro diploma llegó en la categoría de más de 75 kgs de las pesas, gracias a la campeona panamericana Yaniuska Espinosa, con arranque de 121 y envión de 152, para un total de 273 que la dejó en el séptimo lugar.
La jornada también incluyó la consagración del rayo, Usain Bolt, quien se dio el lujo de voltear a ambos lados para verificar que sus rivales estuvieran a raya, en ruta al 9.81 que lo coronó por terceros Juegos Olímpicos consecutivos en los 100 m planos. Además cayó uno de los récords más longevos y competitivos del atletismo, el de Michael Johnson en los 400 m planos, gracias al 43.03 del campeón mundial y ahora olímpico, el sudafricano Wayde Van Niekerk.
Latinoamérica tuvo mucho que festejar, como el primer oro de Cuba, a través de Ismael Borrero en los 75 kgs del estilo grecorromano en el inicio de la lucha, o la plata y el bronce de dos gimnastas brasileños, Diego Hypolito y Arthur Mariano en manos libres, pero también lamentó la caída en finales del argentino Juan Martín del Potro en el tenis, a manos del británico Andy Murray, y del colombiano Yubergen Martínez en los 49 kgs del boxeo.
Haciendo Historia
Devonish era especialista en salto largo y triple, pero su entrenador, el búlgaro Ladislao Lazar, maestro de pista y campo, sólo lo inscribió en una modalidad. El atleta marabino se clasificó segundo en la prueba de salto triple, con 15,24 metros, distancia que le permitió disputar la final. En la prueba decisiva, saltó 15,52 metros, quedando detrás del brasilero Adheimar Ferreira Da Silva, quien batió tres veces la marca mundial, dejando un registro de 16,22 metros y del soviético Leonid Shcherbakov con marca de 15,98 metros. Después del triunfo, se conoció que Asnoldo compitió lesionado, novedad que fue confirmada por su entrenador.
Años después del histórico logro, el medallista declaró: “El único que creyó en mi potencial y condiciones fue Lazar. Cuando muchos dudaban de mis posibilidades en esos Juegos. Él me defendió con resolución y mis compañeros de equipo estaban de acuerdo. Veía mis condiciones atléticas naturales… Ladislao me dijo `estás listo para ganar medalla. Vas a saltar 15 m’. Hasta ese momento nunca había perdido y salté 15,52m con esta distancia llegó el premio. Yo había apostado con los compañeros dos dólares a que no lloraba, cuando sonaran las notas del Himno Nacional, perdí. No aguanté la emoción de ver la bandera ondear y a un grupo de venezolanos cantando el himno.”
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