En ocasiones, la monotonía, la sensación de abandono, las ganas de volver a los inicios de la relación y el hastío de estar junto a la otra persona por aburrimiento pueden lograr que un noviazgo, o incluso un matrimonio, llegue a su fin sin ton ni son.
Cuando una pareja inicia su relación lo usual es que ambos miembros se sientan en el mejor momento de sus vidas. Sobran las expresiones de amor, las palabras cariñosas, los detalles por hacer a la otra persona feliz, porque todo es nuevo y emocionante. Puede que con el tiempo esa emoción vaya disminuyendo, no necesariamente porque se acabe el amor sino más bien porque poco a poco le vamos dando espacio a la rutina.
¿Te ha pasado? Las palabras de cariño se hacen monótonas, los lugares que frecuentan son los mismos, los planes se vuelven cuestiones casi fijas… Si bien es cierto que es casi imposible escapar a ello, puesto que aunque cueste aceptarlo la rutina forma parte de una relación de pareja, tendemos a dejar que nos afecte más de lo que debería, al punto de que la relación termina por tornarse aburrida y perdemos el interés por estar con la otra persona, incluso hasta el punto de querer terminarle.
Sin embargo, esto no tiene que ser así. Aunque la costumbre sea parte de las relaciones de pareja, el salir de vez en cuando de ella también es necesario si se quiere mantener la relación viva, y el hacerlo depende de ambos miembros de la pareja. Pueden comenzar por cosas tan sencillas como enviar un mensaje de texto o hacer una llamada a media mañana solo para saludar; preparar una cena especial en un día de semana o atreverse a tener sexo en plena madrugada cuando alguno de los dos se haya levantado por un vaso de agua. La meta es mantener viva la chispa.
Síguenos a través de nuestro pin: 5ef318c8 y el
twitter @elparroquiano
Si deseas
comunicarte con nosotros ya sea para denunciar, aportar o publicitar con
nosotros, escríbenos acá: eparroquiano5@gmail.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario