Hallar un cadáver en el río que atraviesa a Caracas será noticia cada vez que ocurra. Pero lo que conmocionó a los caraqueños este viernes fue ver en directo el proceso de recuperación del cuerpo por parte de los bomberos.
Una multitud terminó aplaudiendo la labor de los rescatistas. Y eso que no había nada qué hacer. Era un cadáver. Era un hombre blanco de aproximadamente 35 años, como de 1,85 de estatura, completamente rapado y con tatuajes en su brazo derecho.
Bien temprano alguien divisó el cuerpo medio sumergido en el río a la altura de Las Mercedes. De inmediato llegaron los bomberos, Protección Civil y varios cuerpos de seguridad para prestar apoyo.
Cientos de curiosos rodearon el río a eso de las 11 de la mañana. Pero aquello iba a tardar. Los bomberos primero probaron enviando a un efectivo atado por la cintura a buscar el cuerpo. Pero el nivel del agua subió demasiado a mediodía y había que buscar otra alternativa.
La solución fue efectiva, pero requería paciencia por parte de los improvisados espectadores. Había que tender una guaya entre el elevado que divide a Las Mercedes de El Rosal y luego bajar con una segunda guaya a halar el cuerpo.
Después de todo eso, la recuperación –no se puede llamar rescate– duró minutos.
El cuerpo estaba ya abombado, cetrino… Los pantalones estaban a la altura de los tobillos porque nunca perdió los zapatos. No había signos evidentes de la causa de la muerte. Luego del aplauso a los efectivos, llegó un silencio triste casi total. Las personas volvieron a caer en cuenta: alguien había muerto.
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