La denuncia de un joven venezolano fue clave para que las autoridades policiales detuvieran en una vivienda del barrio Los Andes a un supuesto fraile franciscano llamado José Luis Aduen Uribe, oriundo de Sincelejo, Colombia, y señalado de explotación sexual, reseñó El Heraldo.
En el portal web se conoció que la víctima acudió hace unos días al CAI de la zona luego de escapar de una casa en la que, según él, Aduen Uribe lo mantenía junto con otros compatriotas para que trabajaran en el negocio del sexo por webcam.
Según la denuncia a las siete personas oriundas de Venezuela que compartían piso con el supuesto fraile, de 46 años, les habían ofrecido un tentador contrato para mostrarse desnudos frente a una cámara y, además, teniendo relaciones sexuales. Sin embargo, el pago convenido con Aduen Uribe no se habría efectuado.
Por esa razón, el joven decidió escapar de la vivienda en la que, según él, el supuesto fraile lo tenía “encerrado”.
"Este señor nos pagaba el 50 % de lo que produjéramos. Es decir de los $70 mil diarios que hacíamos, la mitad para él y la otra para nosotros”, relató una de las víctimas.
El supuesto fraile les cobraba además $4 mil diarios de arriendo, para dormir en el mismo lugar. Eso sumado a $3 mil de desayuno, $5 mil de almuerzo y $5 mil de comida, es decir $17 mil diarios de los $35 mil pactados por el trabajo virtual.
Pero, de acuerdo con la víctima, en los últimos días los jóvenes no habrían hecho suficiente dinero y, de $70 mil, el valor cayó a $60 mil.
“Nos venían tocando entre 30 mil y 25 mil pesos. Además nos descontaban los 17 mil diarios, por los que nos venían tocando unos 8 mil pesos diarios. Los muchachos no estábamos recibiendo dinero, además nos mantenía encerrados con llave y hasta que no termináramos de pagar lo que yo le debíamos de alojamiento, nos amenazaba con que nos iba a cortar la cara”, expresó uno de los testigos.
Llevado a audiencia
José Luis Aduen Uribe fue presentado por la Fiscalía ante un juez de control de garantías por el delito de constreñimiento a la prostitución. En las diligencias preliminares, el ente investigador entregó detalles sobre cómo el capturado y otras cuatro personas más manejaban el negocio del sexo por webcam que les dejaba al menos $50 millones mensuales.
En las audiencias también trascendieron testimonios relacionados con las víctimas. Una de estas, según lo expuesto por la autoridad, dijo que el supuesto fraile lo obligaba a estimularse los órganos genitales “ocho veces al día frente a una cámara”.
Esta casa periodística consultó al ministerio auxiliar de la Fraternidad Franciscana en Barranquilla y desde esta unidad religiosa afirmaron que José Luis Aduen Uribe no pertenece a ninguna de las parroquias en las que hoy evangelizan los misioneros de San Francisco de Asís.
Además, el hábito con el que se fotografiaba en redes sociales no es el mismo usado por los frailes franciscanos.
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