Los bomberos rociaban el martes con agua las ruinas en llamas de Notre-Dame, la mañana después de que un infierno fuera de control arrasara la catedral gótica ubicada en el corazón de París, mientras los investigadores intentan determinar la causa del siniestro.
Cientos de bomberos combatieron durante más de ocho horas las llamas que devoraron el techo y derribaron la aguja de la catedral, de ocho siglos de antigüedad, antes de hacerse con el control de la situación, salvando las torres y los muros exteriores.
Dentro del edificio aún había bolsas de fuego y serían necesarios estudios exhaustivos de la solidez estructural de la catedral, dijo el secretario de Estado de Interior, Laurent Núñez.
La oficina del fiscal de París dijo que había iniciado una investigación sobre el incendio. Varias fuentes policiales dijeron que estaban trabajando en el supuesto de que el incendio había sido accidental.
“Es un símbolo de nuestro país que corrió el riesgo de acabar destruido”, dijo a la cadena de televisión CNews el ministro de Cultura, Franck Riester.
Los bomberos que entraron en la catedral en llamas salvaron muchos de sus tesoros, dijo Riester, aunque algunas pinturas permanecieron en el interior y corrían el riesgo de resultar dañadas por el humo y el agua.
El fuego atravesó los techos de madera de la catedral, donde se llevaban a cabo trabajos de reparación en balaustradas, gárgolas y en la estructura de madera de la aguja.
Cientos de espectadores atónitos observaban desde las orillas del río Sena mientras ardía el fuego, recitando oraciones y cantando música litúrgica en una vigilia que duró hasta altas horas de la noche.
DONACIONES MULTIMILLONARIAS
El presidente Emmanuel Macron prometió que Francia reconstruiría Notre-Dame, considerada como uno de los mejores ejemplos de la arquitectura francesa de catedrales góticas y visitada por más de 13 millones de personas cada año.
“Lo reconstruiremos juntos. Sin duda, será parte del destino francés y nuestro proyecto para los próximos años”, dijo Macron en el exterior de la catedral poco antes de la medianoche.
La Fundación del Patrimonio de Francia, una organización benéfica, ha lanzado un llamamiento internacional para recaudar fondos destinados a una reconstrucción que probablemente cueste cientos de millones de euros.
También se lanzaron campañas similares en Estados Unidos y mensajes de todo el mundo en las redes sociales que prometían contribuciones.
Dos de los hombres más ricos de Francia, Francois-Henri Pinault, consejero delegado del grupo Kering, que posee marcas como Gucci e Yves Saint Laurent, y Bernard Arnault, el principal accionista del grupo de artículos de lujo LVMH, dijeron que donarían 100 millones de euros y 200 millones de euros respectivamente.
“Esta tragedia golpea a todos los franceses y más allá, a todos aquellos que están apegados a los valores espirituales”, dijo Pinault en un comunicado.
Se salvó una corona de espinas de siglos de antigüedad, hecha de juncos y oro, y la túnica que se cree que llevaba San Luis, un rey de Francia del siglo XIII, dijo el máximo dirigente clerical de Notre-Dame, monseñor Patrick Chauvet.
Las estatuas de cobre que representan a los doce apóstoles y cuatro evangelistas fueron sacadas con una grúa la semana pasada como parte del trabajo de renovación.
“Estamos hablando de la historia del mundo, de nuestra cultura occidental, pero también de algo que es verdaderamente universal”, dijo la turista estadounidense Susan Hargrove ante la magnitud de la devastación.
“Notre-Dame significa algo para todos”.
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