Con un disparo en la cabeza encontraron
muerta a la venezolana Desiree Joselin Crespo Álvarez, en una habitación de un
hotel de la cuadra 10 de la avenida Rosa Toro, en el distrito
de San Borja, en Perú. Junto a su cuerpo estaba también sin vida
Juan Carlos Gutiérrez Segura, su jefe y dueño de una empresa automotriz, de
quien presumen asesinó a la joven venezolana y luego se suicidó.
Una noche antes, el hombre, de 51 años, ingresó al hotel acompañado
de quien era la administradora de su negocio y ambos se hospedaron en la
habitación 404. Doce horas después, el personal de limpieza halló la sangrienta
escena.
El gerente automotriz estaba boca abajo,
su mano derecha aún empuñaba el arma, mientras que la
ciudadana extranjera yacía tendida a su lado.
Desde hace más de un
año, Desiree llegó a Perú a reunirse con su esposo. Ambos se casaron
hace 7 meses, pero desde hace 3 meses trabajaba
en la empresa de Gutiérrez Segura, en San Luis.
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