Una escena que parte el alma. Con los brazos extendidos sobre el vidrio del ataúd, Yelitza Chirino llora. Susurra. En el féretro reposa el cadáver de su hija mayor, Yedineri. La bendice.
-Te quiero mucho… Eres mi mayor alegría. Dios te bendiga.
Sus palabras llevan más dolor al interior de la casa donde transcurre el velorio de la adolescente asesinada de un balazo en el pecho, la noche del lunes 15 de julio, en el barrio Felipe Pirela, al oeste de Maracaibo.
Junto a Yelitza estaba Enrique Parra, el padre de la víctima. Ambos volvieron a la ciudad para despedirse de su hija. Se habían radicado hace seis meses en Colombia y dejaron a Yedineri y a sus otros dos hijos bajo el cuidado de la abuela materna.
La mañana de este miércoles 17-J, vecinos de la calle calle 95 – A con avenida 82 de la barriada acompañaba a la familia.
Una generosa cantidad de globos de colores saltaban a la vista de quien entraba a dar el pésame. En ellos podía leerse mensajes como: “Yedineri te queremos”, “Nunca te olvidaremos” y “Eres nuestro ángel”.
En el barrio Felipe Pirela, de la parroquia Francisco Eugenio Bustamante, reina el silencio. Hay pesar. Vecinos, familiares y allegados mayores lamentaban, bajo un toldo dispuesto en la calle, la pérdida de una joven “tranquila, de su casa, centrada en el cuidado de sus hermanos pequeños y sus estudios para un futuro prometedor”.
En las afueras de la casa, su vecina y amiga de la familia, Águeda Saavedra, narró que le dio a Yedineri estudio bíblico en una iglesia cristiana.
“Mi niña era muy apegada a la religión, todo un ángel. Creció en el seno de una familia decente. No merecía lo que le pasó”, lamentó.
“Era una joven del hogar que no se le veía en la calle. Era realmente preciosa”, agregó Saavedra.
La noche del lunes pasado, la muerte sorprendió a Yedineri en el inicio de sus vacaciones escolares.
Un tío llegó a la vivienda en moto. En minutos estalló la tragedia.
Según la versión de la familia, “todo ocurrió cuando a pocos metros de la casa se desarrolló una persecución entre un joven de la localidad y otros que iban en un vehículo sin identificar”.
Los familiares narraron que Yedineri se encontraba en el porche jugando con sus hermanos, se asomó al escuchar la algarabía. Al asomarse por la puerta para ver qué pasaba, el gatillero accionó el arma. El proyectil rebotó en un pilar de su casa e impactó en el pecho de la adolescente de 13 años.
Al recibir el balazo, la joven se desplomó en la acera de su recinto, lo que alertó a sus familiares y hermanos. Mientras tanto, el pistolero huyó de la escena, como el hombre a quien él, al parecer, perseguía.
“¿Qué le pasa a mi hermana?, ¿qué le pasa a Yedineri?” preguntaban los hermanos tras observar como todos lloraban, gritaban y su hermana no se movía.
Los vecinos no tardaron en conglomerarse y buscar ayuda para la joven baleada pero ya era demasiado tarde, pues cuando entró al Hospital de Cuatricentenario ya no tenía signos vitales.
La policía tomó nota de la declaración de los parientes para precisar detalles de esta tragedia familiar.
La joven fue sepultada en el cementerio San Sebastián a la 1:00 de la tarde de este miércoles 17-J.
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