La sangre que cubría la piel blanca de
Kimberly Monaga, era la de su hija de tres años.
Un atroz crimen
ocurrió a las 3: 30 de la tarde del sábado 29 de agosto, en la calle 24 del
barrio Nuevo en Cúcuta, luego que una madre apuñalará a su niña.
El
diario La Opinión, indicó que el suceso fue reportado por el padre de la
menor, ya que al llegar a la vivienda, la homicida lo recibió llena de sangre e
informándole: «Maté a la niña».
Las
palabras de Kimberly, dieron paso a la tragedia suscitada, pues el hombre,
aterrado, corrió al cuarto del inmueble, presenciando el cuerpecito de su hija,
tirada en la camita y bañada en sangre.
El
llanto arropó de dolor a Everson Rodríguez Ortiz, padre de la pequeña y con
ello la fatídica noticia. Habitantes de la barriada, consternados, gritaron en
una sola voz ‘justicia’, al tiempo que las autoridades policiales
eran notificados del caso.
La
Policía informó que una vez en la vivienda, procedieron con la captura de
la mujer de 21 años, quien al parecer tiene problemas mentales.
Rodríguez
dijo que su compañera sentimental venía presentado comportamientos
incoherentes, sin embargo, nunca fue llevada a un centro médico especializado.
Dolorosa cita
Según
reseñó La Opinión, la mujer le escribió a través de WhatsApp a su compañero
Everson Rodríguez que tenían que verse con urgencia, como fuera, el sábado. Sin
más detalles.
Así
fue que, acudiendo al llamado de Kimberly, el minero le cumplió puntual la
cita.
Presuntamente,
cuando Rodríguez tocó la puerta de la casa, Monaga le abrió con su cuerpo
y su ropa cubiertos de sangre. Acto seguido, le dijo “maté a la niña”.
El
papá atemorizado corrió en busca de su pequeña y la encontró muerta sobre una
colchoneta, en la habitación.
Presentían la maldad
Horas
antes del crimen y ante los extraños comportamientos de la madre, residentes
del barrio alertaron a la Policía de que algo raro estaba ocurriendo. Pero, al
llegar, la patrulla encontró a la mujer con su hija, que no presentaba
ninguna señal de violencia. Todo parecía normal.
“Ella no dejaba acercar a
nadie, porque decía que el coronavirus iba a
matar a su hija. Además, pedía que viniera un pastor y una vaca.
Yo le dije que
estaba mal de la cabeza”, dijo un vecino.
Al parecer,
Monaga les pidió a los uniformados que le ayudaran a abrir la puerta, porque se
había quedado por fuera.
Los agentes accedieron a
colaborarle y enseguida se retiraron.
Sin embargo, al
retirarse la comisión, Kimberly mató a su hija.
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