A todo el mundo no le gusta el sexo. La asexualidad se
define como la carencia de orientación y deseos sexuales. Las personas
asexuales no sienten atracción física o sexual hacia ninguna otra persona ni
deseo erótico.
Las personas asexuales pueden tener ganas de
encontrar una relación de pareja pero no sienten ese deseo sexual. Pueden
ser heterosexuales, homosexuales o bisexuales y tener a alguien a su lado como
hemos indicado pese a que no es habitual que se enamoren.
Las personas asexuales se sienten saludables,
tienen una vida social activa y considera esa falta de ganas por el sexo como
una forma de identidad sexual.
Estas personas sienten esa falta de ganas por el sexo desde
el comienzo de las relaciones. Algunos pueden experimentar un período de
un deseo más alto y luego retornar a los niveles bajos o nulos de deseo sexual.
Por tanto, sus relaciones de pareja se basan en otros
pilares, como el cariño, el romanticismo, las aficiones y gustos o el trabajo. Pueden
tener relaciones sexuales o masturbarse, sólo que no es demasiado frecuente.
Muchas personas asexuales esperan que, con el tiempo, su deseo
sexual se intensifique.
Sin embargo, la asexualidad puede suponer un problema
en la relación de pareja. La mayoría de gente no es asexual y éstos pueden
sentirse afectados al ver que son incapaces de atraer sexualmente a su pareja.
Las personas que padecen falta de deseo sexual rechazan el
hecho de que se identifique esta asexualidad como
un trastorno psicológico o una enfermedad. No obstante, algunos problemas
si pueden estar asociados por trastornos médicos como efectos secundarios de
fármacos o endocrinos entre otros. También pueden ser consecuencia de
trastornos psicológicos como traumas sexuales, problemas con la pareja, poca
estimulación o rutina entre otros.
Existen tratamientos médicos para aumentar el apetito
sexual, pero muchas personas lo rechazan ya que no consideran que
tenga un problema físico o psicológico.
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