El conocido Médico de los Pobres nació el 26 de octubre de 1864 en Isnotú, un pequeño pueblo del estado Trujillo. Es el primer fruto del romance de los llaneros, Benigno Hernández y Josefa Antonia Cisneros.
Desde su niñez a Goyo lo educaron con fundamentos católicos, pues sus raíces venían de un ambiente profundamente religioso. Su tío bisabuelo estaba emparentado con el Santo Hermano Miguel, mientras que su abuelo descendía del cardenal Francisco Jiménez de Cisneros y su madre era devota de Nuestra Señora de las Mercedes, San José y la Virgen del Rosario.
Su progenitora lo acercó a Dios, además arraigó en él la fe que siempre tuvo en su sentimiento y el ejercicio de la caridad con sus pacientes. Junto a ella y la tía María Luisa comenzó a acudir a la iglesia católica y visitaban a los enfermos.
Cumpliendo con el catolicismo, fue bautizado en Escuque por el padre Victoriano Briceño. Luego en 1867, en Betijoque, recibió la confirmación por el Arzobispo Juan Hilario Boset.
A sus 13 años expresó su deseo de estudiar Derecho, pero su padre lo convenció a que cursará Medicina. Cumpliendo los deseos de Don Benigno, a los 14 años Goyo dejó su terruño y llegó a Caracas, donde estudió en el Colegio Villegas y se graduó de bachiller en Filosofía en 1884.
Doctor y científico
El joven de contextura delgada y de 1,60 metros de estatura, cuando terminó la secundaria inició su carrera de medicina en la Universidad Central de Venezuela, obteniendo su título de médico el 28 de junio de 1888.
Regresa a su tierra andina como médico y a caballo visitaba a los enfermos de Betijoque, Isnotú y zonas aledañas. También llegó a pasar consulta en Valera, Colón (Táchira), así como en Mucuchíes y Mérida.
Después de siete largos meses, recibió la noticia de que el Gobierno lo había becado y regresa Caracas en 1889 para irse a París a cursar estudios de Microscopía, Bacteriología, Histología y Fisiología Experimental. Al culminar su misión en esa ciudad, se va a Berlín donde estudió Histología y Anatomía Patológica, y realizó un curso de Bacteriología.
En 1981 regresó a Venezuela y se unió al equipo de profesores de la UCV. Allí fundó las cátedras de Histología Normal y Patológica, Fisiología Experimental y Bacteriología.
Luego en 1908, interrumpió su carrera docente tras tomar la decisión de ingresar el 16 de julio en el monasterio de la orden de San Bruno en La Cartuja de Farneta, Italia. A los nueves meses enfermó y regresó a su país natal el 21 de abril de 1909. Ese mismo año obtiene permiso para ingresar en el seminario Santa Rosa de Lima.
En 1912, sus ganas de hacerse religioso seguían latentes, y se embarca para Roma, donde efectuó cursos de Teología en el Pontificio Colegio Pío Latinoamericano. Una afección pulmonar lo obligó a regresar a Venezuela.
José Gregorio, músico, filósofo y con grandes conocimientos de teología, comprendió que debía servir Dios de otra manera y así como tomó la decisión de seguir dándole una mano a los necesitados, por lo que en su agenda dejaba dos horas diarias para atender a los pobres.
En 1918, durante la pandemia de la gripe española, el médico atendió a cientos de enfermos, de los cuales muchos se salvaron gracias a sus manos milagrosas.
El 29 de junio de 1919 murió en la esquina de Amadores de La Pastora, en Caracas. A las 2:20 de la tarde relatan que se registró el segundo accidente de la capital, cuando Hernández salió corriendo a la farmacia de Amadores a comprar una medicina para una anciana que atendía y el vehículo Essex, que manejaba el mecánico dental Fernando Bustamante, lo arrojó al suelo.
En el hospital, un sacerdote le impartió la unción de los enfermos antes de fallecer. Tras la noticia, se escuchaba entre la gente: “Ha muerto un santo”, empezando así su travesía por el mundo de la santificación hasta convertirse en hoy en el primer laico venezolano nombrado beato.
Camino a la Santidad
- 1949 El arzobispo de Caracas, monseñor Lucas Guillermo Castillo, postuló por primera vez a José Gregorio Hernández a la beatificación. Se presentó un informe sobre la vida y las virtudes del médico en la Santa Sede.
- 1972 La Congregación para las Causas de los Santos examinó el informe presentado del médico y el Vaticano declaró a José Gregorio Hernández como Siervo de Dios.
- 1986 La Santa Sede aprobó el documento con testimonios de personas que conocieron al Siervo de Dios. El 16 de enero de ese año el papa Juan Pablo II reconoció que vivió virtudes heroicas que lo hacen digno de veneración por la feligresía y le otorgó el título de Venerable.
- 2019 En enero fue entregado en el Vaticano el caso con pruebas médicas de Yaxury Solórzano, para el estudio sobre la intercesión en su la sanidad de José Gregorio Hernández luego de haber sido impactada por una bala en la cabeza y quedar en estado crítico.
- 2020 El 9 de enero, la Comisión Médica de la Congregación para las Causas de los Santos aprobó el milagro atribuido a su intercesión: la curación de una niña alcanzada por una bala en la cabeza disparada por unos hombres que querían robar a su padre. Un milagro que también fue aprobado, el 27 de abril de 2020, por la Comisión Teológica.
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