Granja Modelo de Rehabilitación: así se llama el escenario de los atroces asesinatos ocurridos en el municipio de Cantel, a unos 200 kilómetros al oeste de la Ciudad de Guatemala. Se trata de una de las 21 cárceles del país, donde presos pandilleros mataron por venganza. Esta es la historia detrás de las decapitaciones.
Guatemala es considerado uno de los países más violentos del mundo y eso se ve en las calles y en las cárceles. Son lugares donde ocurren masacres con frecuencia, tanto de internos como del personal penitenciario.
El miércoles 19 de mayo, tuvo lugar la última, justo después de que terminara el horario de visita en la cárcel de Cantel, departamento de Quetzaltenango. Cerca de las 16:00, hora local, (22:00 GMT) se desató un motín. ¿El saldo? Siete hombres decapitados en uno de los patios del penal.
Poco después comenzaron a circular por redes sociales imágenes de los presos descuartizados y una teoría sobre el motivo: que la revuelta y posteriores decapitaciones fueron en respuesta al asesinato de la pareja de un narcotraficante que estaba preso en Cantel.
¿Por qué se desató el motín en la cárcel de Cantel?
La modelo venezolana de 30 años Anaís del Carmen Gambin Méndez, pareja del preso Carlos Roberto León Barillas, alias ‘Juancho León Hijo’, había sido asesinada ese mismo día, pocas horas después de haber ido a visitarlo a la cárcel, mientras conducía su auto. Dos hombres montados en motocicletas la acribillaron a tiros.
Un grupo de pandilleros habían extorsionado a León Barillas a cambio de no lastimar a su pareja, madre de dos de sus hijos, de 4 y 2 años, según publicó el periódico guatemalteco República. Pero el aviso no fue atendido.
Para vengarse, León Barillas gestó un motín y mandó a torturar y decapitar a sus rivales. Tuvo «un momento de ira», dijo a la prensa local el director del Sistema Penitenciario, Luis Rodolfo Escobar.
Carlos León Barillas es nieto del narcotraficante Juan José León Ardón, quien tenía vínculos con el Cartel del Golfo y fue asesinado en 2008. Tiene una condena de 105 años por asesinatos, extorsión, secuestros y por liderar una estructura de narcotráfico.
Para amortiguar el sangriento motín que se desató, las autoridades enviaron cerca de 500 agentes de la policía a la cárcel, donde se recluyen a más de 2.250 presos (200% más de la capacidad de la cárcel). Para evitar más muertes, trasladaron a 77 presos que se encontraban en aislamiento a cárceles vecinas.
El Procurador de los Derechos Humanos de Guatemala y la Oficina Nacional de Prevención de la Tortura de Guatemala repudiaron los hechos violentos suscitados en la cárcel.
Las prisiones de Guatemala
El 16 de mayo, solo cuatro días antes, hubo otro ataque armado que terminó con una persona muerta y varias heridas. Entre 2017 y octubre de 2019, el Procurador de Derechos Humanos (PDH) de Guatemala denunció 99 muertes violentas de reclusos en el sistema penitenciario del país.
El portal especializado en crimen en América Latina y el Caribe Insight Crime, explica que se debe a que las organizaciones criminales que operan en el territorio son las más sofisticadas y peligrosas de la región. Están conformadas por antiguos miembros del ejército, organismos de inteligencia y miembros de la policía, narcotraficantes y otros funcionarios públicos.
La mayor parte de su actividad consiste en transportar drogas ilegales hacia el norte, pero según Insight Crime, el crimen organizado en Guatemala también está involucrado en el cultivo de marihuana, coca y amapola, así como en el tráfico de personas, el secuestro, la extorsión, el lavado de dinero, el contrabando de armas, la redes de adopción ilegal, los crímenes ambientales y otras actividades ilegales.
Según las autoridades guatemaltecas, casi la mitad de las aproximadamente 3.500 muertes violentas al año en Guatemala son llevadas a cabo por pandillas. Las 21 cárceles del país están sobrepobladas y llenas de miembros de las violentas pandillas. En total, recluyen a más de 25.000 personas.
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