El director del Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), delegación Coro, comisario Pablo Castro, informó este jueves 24 que el caso de la muerte de la enfermera jubilada Aída Belén Pereira Goitía (67 años), fue esclarecido al comprobarse que la sexagenaria fue atacada por un depravado sexual. La mujer sufrió un infarto cuando era desvestida por Carlos Vladimir Sánchez Gauna (19 años), conocido como «el Negrito».
Castro informó en rueda de prensa que funcionarios del Eje Homicidios del Cicpc, luego de arduas labores de investigación y una vez efectuado el seguimiento telefónico correspondiente al equipo celular que pertenecía a la enfermera retirada, lograron la ubicación del aparato y la de la persona a la que Sánchez Gauna le había vendido el celular. De esta forma se logró la captura de quien intentó ultrajar a la sexagenaria.
Con la confesión de Carlos Vladimir Sánchez Gauna al Cicpc se logró recabar los últimos momentos de la enfermera. Sánchez reveló que fue detrás de la dama cuando caminaba, de regreso de vacunarse contra el COVID-19, por el terreno enmontado, donde pretendía cometer contra ella actos de violencia sexual.
La impresión, presión y amenaza a las que fue sometida Aída Belén Pereira al obligarla a desvestirse le produjeron el infarto fulminante que causó su muerte. Esto provocó que el depravado huyera con el celular. De igual manera, Pablo Castro informó que por el caso también fue detenido Dionis Rafael Manzano (32 años), quien usualmente compraba los equipos y pertenencias que Sánchez Gauna les sustraía a sus víctimas.
En el curso de la investigación se conoció que alías «el Negrito», detenido en el parcelamiento Cruz Verde, ya había violado a una mujer de 29 años de edad en esa misma zona, ubicada entre el hospital de Coro y la urbanización Juan Crisóstomo Falcón. A esta última también le sustrajo el celular, que tuvo en su poder por algún tiempo.
Tanto Sánchez Gauna como Manzano enfrentan los cargos de homicidio y asociación en el hecho, según confirmó el comisario Pablo Castro. Al conocerse la noticia, amigos, familiares y la sociedad coriana se manifestaron en las redes sociales para advertir que ellos tenían razón al reclamar justicia para Aída Pereira.
La presión de sus hijos, quienes desde el principio, cuando se conoció el resultado de la autopsia, denunciaron que su madre había sido localizada semidesnuda y con signos de haber sido golpeada, abrió el compás para que el órgano de investigación policial no cerrara el caso hasta verificar las circunstancias que provocaron la muerte de la víctima.
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Todo el peso de la ley para esos engendros de satanas
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