En el marco de la conmemoración del Bicentenario de la Batalla de Carabobo, el Superintendente Nacional de Criptoactivos de Venezuela (Sunacrip), Joselit Ramírez, ha anunciado, este viernes, la creación del primer NFT de esa institución. La base de subasta es de 5.154 ETH, es decir más de 9.000 dólares.
Sin embargo, ¿qué es un Non-Fungible Token (NFT)? Técnicamente se trata de un activo digital único, criptografiado y vinculado al ecosistema blockchain de una criptomoneda. Anteriormente hemos explicado qué es una blockchain y una criptomoneda.
Según la definición económica, los activos fungibles son bienes muebles y reemplazables por otras unidades de los mismos bienes. Por lo tanto, son activos que se pueden intercambiar fácilmente, como, por ejemplo, el dinero: se puede canjear un billete de 500.000 Bolívares por 5 de 100.000 y tendrán el mismo valor.
Para ser más claros aún: el billete de 100.000 bolívares que tengo en mi bolsillo vale exactamente lo mismo que usted que está leyendo tiene en el suyo porque, justamente, son fungibles. Lo mismo vale para el bitcóin o cualquier otra criptomoneda.
De lo contrario, un activo no fungible no es intercambiable, es una propiedad exclusiva: no pueden existir dos idénticas. El ejemplo clásico son las obras de arte que son únicas e irrepetibles y no se pueden dividir en unidades fraccionarias más pequeñas.
Un NFT es la imagen digital de un activo que contiene todas las informaciones sobre el mismo: cuál es el activo, cuánto se pagó, quiénes son su creador y su comprador, etc. Siendo almacenado en una blockchain, las informaciones que contiene no pueden ser modificadas ni canceladas. Potencialmente cualquier cosa puede estar representada por un NFT: canciones, obras de arte, proyectos, imágenes, hasta ideas.
El debate entre los expertos del mundo cripto es extremadamente amplio y vivaz: los más entusiastas creen que los NFTs representen el eslabón más evolucionado de las criptomonedas; los más escépticos recomiendan perentoriamente no invertir en ellos porque serían una burbuja destinada inevitablemente a explotar más temprano que tarde.
Este debate se hace más punzante aún en un periodo donde el mercado de las criptomonedas retrocedió de un 50% aproximadamente desde que China declaró la guerra a la criptominería y al criptotrading.
Lo cierto es que, en 2020, el mercado de NFTs creció casi un 300% y en 2021 se rompieron todos los récords: vamos a mencionar algunos casos relevantes:
Un coleccionista de Singapur pagó 69.4 millones de dólares por un archivo JPEG: un collage de 5.000 imágenes del artista digital Beeple (Mike Winkelmann).
Matt Hall and John Watkinson, dos desarrolladores de software canadienses, en 2017 crearon los CryptoPunks. Se trata de 10.000 imágenes digitales de pequeños personajes punk, muy básicas (de estilo 8 bits). Las 2 más valoradas (la n. 3100 y 7804) han sido subastadas respectivamente por 7.6 y 7.5 millones de dólares.
Jack Dorsey, un desarrollador de software gringo ha creado un NFT del primer tuit que publicó en 2006. Ha sido subastado por 2.5 millones de dólares que serán destinados a obras de caridad.
En marzo un artista canadiense vendió la primera casa digital por más de medio millón de dólares. Se trata de un “criptohogar”, es decir, un archivo digital en 3D con efectos visuales que buscan crear «una atmósfera zen y curativa».
La NBA ha desarrollado una plataforma en blockchain para vender NFTs de jugadas icónicas de los jugadores. Se podría decir que se trata de unas video-figuritas digitales únicas que pueden ser compradas e intercambiadas por los fanáticos y coleccionistas. En tan solo 30 días el volumen de venta superó los 62 millones de dólares.
Qué pasará con el mercado de los NFTs y con, entre otros, el Bicentenario de la Batalla de Carabobo 200 años que la Sunacrip acaba de lanzar, nos lo dirá solo el tiempo. Lo cierto es que el mercado se está expandiendo aceleradamente y cada día hay más artistas, marcas, desarrolladores, etc. que los emiten.
Por lo tanto, se hace cada vez más necesario y urgente ir entendiendo la revolución criptomonetaria, su vocabulario, su complejidad, sus desafíos, sus riesgos, sus potencialidades y sus límites, pero sobre todo su impacto sobre la sociedad, la economía y la cultura de nuestra época. En este intento seguiremos acompañándolos.
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