Desde principios del siglo XXI, el continente africano experimenta severos fenómenos que dejan en evidencia el impacto del cambio climático en su geografía. Ejemplos tan sonantes como la reducción de un 85% de las nieves eternas del Kilimandjaro (en Tanzania) en los últimos 50 años, la desaparición de la mitad de los glaciares del monte Kenia, la disminución del tamaño del lago Chad en un 90% (antaño reconocido como el sexto más grande del mundo), o la multiplicación de las sequías extraordinarias en la última década, hablan del drástico deterioro que está padeciendo África en materia climática.
Existe ya un consenso entre científicos para considerar al continente africano como la primera gran víctima del cambio climático, y esto se inscribe en una panorámica llena de ironía e injusticia ya que África sólo es responsable de un 3.8% de las emisiones de gases invernaderos a nivel mundial, frente a las emisiones de China (23%), EEUU (19%) y Europa (13%).
Esto también se ve afectado por la situación precaria de numerosos países africanos, que, debido a limitaciones presupuestarias, exiguos ingresos, y situaciones demográficas, políticas y migratorias inestables, son incapaces de construir una agenda equilibrada que facilite una mitigación y adaptación plena. La realidad es cruel: el cambio climático castiga con mayor severidad a los países menos desarrollados.
Sin embargo, limitar el papel de África al nivel de simple víctima es un grandísimo error. El escritor y periodista Johari Gautier Carmona, quien acaba de publicar el libro “África: cambio climático y resiliencia” (Universidad Autónoma de Barcelona, 2022), expone en su investigación un perfil totalmente diferente del continente africano en donde puede verse a unos países profundamente comprometidos, desde el principio, con las cumbres climáticas y la necesidad de llegar a acuerdos universales que incluyan a todos los países, tanto los contaminantes como los que no.
“Si analizamos el recorrido de las cumbres climáticas desde Kioto en 1997, comprobamos que los países africanos siempre estuvieron presentes en las negociaciones e hicieron presión para que, tanto China como Estados Unidos, Rusia o la Unión Europea, se sentaran e hicieran más de lo que estaban haciendo, teniendo en cuenta la responsabilidad histórica de estos últimos países en el calentamiento global”. En ese aspecto, el periodista insiste en un papel que tal vez haya pasado desapercibido, pero que fue fundamental a la hora de llevar las negociaciones y la agenda adelante: “No sería exagerar decir que sin las alarmas y los esfuerzos de los países africanos no se hubiera llegado a ninguna parte en los acuerdos climáticos”, expresa Gautier Carmona.
Pero las negociaciones climáticas sólo son una pequeña ventana sobre el compromiso ambiental del continente africano. En materia de transición ecológica, el continente ha logrado grandes conquistas energéticas que ilustran la sensatez con la cual se está tomando este tema tan sensible. Es cierto que África depende en un 40% del carbón, pero la Agencia Internacional de Energía Renovable (Irena) proyecta un aumento de la capacidad de las alternativas renovables en África del 290% entre 2015 y 2030 (superando los 161% en Asia y 43% en América Latina).
El optimismo en ese aspecto es notable y uno de los grandes ejemplos puede ser la gran apuesta de Marruecos por la energía solar, con la construcción de la central Noor Ouarzazate IV, de 135 kilómetros cuadrados, considerada una de las plantas termosolares más grandes del mundo. Su inauguración ayudó el país magrebí a aumentar en 42% la incidencia de las fuentes de energía renovable, disminuyendo el aire contaminado y mejorando la calidad de vida de la población.
También están otros ejemplos ilustradores de energías renovables adaptados al contexto geográfico y social como son los programas de biogás en Benin producido a partir de desechos animales y vegetales (en el centro Songhai de Porto Novo) o el proyecto innovador de transformación de la cascara de maní en carbón (en el caso de Carbosen en Senegal que permite a la empresa deshacerse de 7000 toneladas de cascara).
Pero de todas las iniciativas, la más ambiciosa y mediática es la “Gran Muralla Verde”, un macroproyecto único de 8000 kilómetros de ancho y 15 kilómetros de alto que incluye a 11 países y recorre el continente africano desde Senegal hasta Yibuti. “Esto convierte la Gran Muralla Verde africana en la estructura viviente más grande del planeta, pero sobre todo en un claro mensaje de cohesión y de acción colectiva realizado desde África para el mundo”, explica Johari Gautier.
La Gran Muralla Verde es un proyecto transversal que busca responder a la creciente desertificación con una apuesta clara y conjunta por el árbol, la reforestación y la vida. Es también la muestra de que, además de ser el continente que menos contamina, África puede ser el continente que más cree en la regeneración ambiental.
En su libro “África: cambio climático y resiliencia” (Universidad Autónoma de Barcelona, 2022) el periodista e investigador Johari Gautier expone justamente la idea de que África puede consolidar un liderazgo verde que le sirva a cerrar las heridas del pasado (especialmente las del colonialismo) y que le permita encarar también el otro gran desafío del siglo XXI que se avecina: la explosión demográfica.
Acerca del autor:
Johari Gautier Carmona (París, 1979) es un periodista y escritor franco-español, Master en Periodismo y Comunicación digital por la Universidad de Barcelona. Cuenta con quince años de experiencia escribiendo e investigando sobre el continente africano. Ha colaborado con Casa África, El País-Planeta Futuro, Fronterad, Afribuku y otras revistas especializadas en África y afrodescendencia.
Tras varios viajes e investigaciones, publicó los “Cuentos históricos del pueblo africano (Ed. Almuzara, 2010), que recogen la historia desconocida del continente antes del periodo de la colonización, y la novela “Del sueño y sus pesadillas (Atmósfera Literaria, 2015) en donde se refleja las causas profundas de la inmigración senegalesa hacia España.
Su interés por las cuestiones ambientales le llevó naturalmente a estudiar el impacto del calentamiento global sobre la vida y geografía del continente africano. El libro de ensayo “África: cambio climático y resiliencia” es el fruto de esta reciente investigación.
Acerca del libro:
El libro “África: cambio climático y resiliencia” se encuentra ya a la venta en la librería UNE de libros universitarios, y en todas las demás librerías, en formato físico o digital.
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