La concentración de espermatozoides, uno de los factores de la fertilidad masculina, disminuyó significativamente en todo el planeta en las últimas décadas, según un estudio publicado el martes.
«La concentración de espermatozoides disminuyó significativamente entre 1973 y 2018», resumen los autores de este trabajo publicado en la revista Human Reproduction Update y realizado mediante la compilación de unos 40 estudios previos.
Esta publicación es de una magnitud sin precedentes sobre el tema, aunque confirma las conclusiones de una investigación anterior del mismo equipo, dirigido por el epidemiólogo israelí Hagai Levine.
Esta última, publicada en 2017, había sido objeto de varias críticas, en particular porque sus conclusiones sólo afectaban a algunos países occidentales.
Esta vez, después de haber incorporado más datos, los autores pueden concluir que la tendencia a la baja también afecta a América del Sur, Asia y África.
«Además, los datos sugieren que este declive mundial continúa a un ritmo acelerado desde principios del siglo XXI», escriben.
La cantidad de espermatozoides es uno de los factores que afectan la fertilidad masculina, pero no es el único.
Su movilidad también desempeña un papel crucial, pero esta característica no se mide en este estudio. Por ello, no se puede concluir que haya una disminución general de la fertilidad masculina, aunque la investigación aporta elementos en este sentido y se suma a otros trabajos que estudiaron las causas de esta tendencia.
Como posibles causas de este fenómeno, se contemplan «la obesidad, la falta de actividad física, la contaminación y la exposición a productos químicos en el medio ambiente», recordó la endocrinóloga Channa Jayasena.
Esta experta del Imperial College, quien no participó en el estudio y habló ante el Science Media Center británico, elogió un trabajo «importante».
Otros investigadores, ya escépticos en cuanto al estudio de 2017, matizaron las conclusiones de esta nueva publicación, considerando que no resolvía todas las carencias achacadas al anterior.
«Sigo dudando de la calidad de los estudios, en particular los más antiguos, en los que se basa este nuevo análisis», declaró a la AFP el andrólogo Allan Pacey, sin cuestionar la forma en que los autores llevaron a cabo su compilación.
Según él, la evolución de la tasa de espermatozoides podría reflejar técnicas de medición cada vez más fiables, y no la propia realidad.
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