El terremoto de magnitud 7,8 registrado la madrugada de este 6 de febrero (hora local) en Turquía ha dejado un saldo de más de 2.000 personas fallecidas, miles de heridos y un número semejante de desaparecidos, así como numerosas edificaciones derrumbadas.
De hecho, las autoridades atribuyen el alto número de víctimas al desplome de numerosos edificios residenciales, que por la hora en la que se produjo el evento, se encontraban ocupados.
El sismo, que fue seguido por una réplica de magnitud 7,3, también afectó la zona norte de Siria. Aunque las imágenes son devastadoras, aún no hay un reporte aproximado de víctimas.
Según explicó en Twitter el geofísico chileno Cristian Farías, si bien la magnitud de estos movimientos telúricos no fue excesivamente alta, sí lo fue su intensidad, que alcanzó el nivel IX, el más alto de la correspondiente escala. Esto, sumado a las consecutivas réplicas, abonó para la destrucción y la pérdida de vidas.
«Estamos frente a un desastre tremendo, con más de 2.000 fallecidos, en un número que aumentará en las próximas horas y días. Acá se dio un terremoto muy potente en una zona que no estaba del todo preparada para él, lo que convirtió a edificios en armas de destrucción masiva», apuntó.
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