Los astrónomos detectaron y midieron uno de los agujeros negros más grandes jamás descubiertos gracias a una nueva técnica que debería permitir saber más sobre esas regiones del universo que no permiten la emisión de luz debido a su enorme campo gravitatorio.
Este agujero negro tiene una masa equivalente a más de 30.000 millones de veces la del sol, según un estudio publicado esta semana en una revista científica de la Royal Astronomical Society británica.
Es el primero cuyas características se determinan gracias a la técnica de detección por lente gravitacional.
Este fenómeno es causado por la presencia de un objeto tan masivo -una galaxia o un agujero negro supermasivo- que curva el espacio-tiempo.
La luz proveniente de una fuente distante parece así deformada cuando pasa cerca.
Pero, si bien se puede observar una galaxia, no es el caso de un agujero negro ya que, al ser tan denso ni siquiera la luz puede escapar de él, lo que lo hace invisible.
Esta vez, los astrónomos tuvieron «mucha suerte», explica a AFP James Nightingale, astrónomo de la universidad británica de Durham y primer autor del estudio.
Pudieron observar la luz de una galaxia cuya trayectoria se desviaba a unos 2.000 millones de años luz, confirmando la presencia de un cuerpo con una gravedad gigantesca e invisible entre la galaxia y la Tierra: un agujero negro.
Se supone que la mayoría de las galaxias albergan un agujero negro en su centro. Pero, hasta ahora, para detectar su presencia, era necesario observar las emisiones de energía que producen absorbiendo material que se aventuró demasiado cerca.
O bien observar su influencia en la trayectoria de las estrellas que lo orbitan.
Sin embargo, estas técnicas solo funcionan para agujeros negros suficientemente cercanos a la Tierra.
La técnica de lentes gravitatorias permite a los astrónomos «descubrir agujeros negros en 99% de las galaxias que actualmente son inaccesibles» a la observación tradicional, porque están demasiado distantes, indica el astrónomo.
Hay unas 500 lentes gravitacionales, de los cuales al menos una es ahora un agujero negro supermasivo.
Pero «este paisaje está a punto de cambiar radicalmente», según James Nightingale.
La misión Euclid de la Agencia Espacial Europea, cuyo despegue está previsto para julio, inaugurará una era para los cazadores de agujeros negros, creando un mapa de alta resolución de una parte del Universo, añade.
Según el científico, en seis años de observación, Euclid podría detectar hasta 100.000 lentes gravitacionales, incluyendo potencialmente varios miles de agujeros negros.
El descubrimiento realizado por el astrónomo y sus colegas se basó en simulaciones informáticas e imágenes obtenidas por el telescopio espacial Hubble.
Estas observaciones confirman y explican las realizadas hace 18 años por un astrónomo de la universidad de Durham y colega de James Nightingale, Alastair Edge, que sospechaba la presencia de un agujero negro en el centro de la galaxia Abell 1201.
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