Mantener la intensidad del encuentro erótico es una tarea que
requiere ser tenida en cuenta. La vida sexual es sensible a las nuevas
experiencias y se enriquece con ellas, pero también se acostumbra
fácilmente a las formas de relación, sobre todo si estas “funcionan” a
la hora de hacer el amor.
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Muchas parejas suponen que incluir variantes podría romper la magia
de lo hasta ahora conseguido, o bien que no son necesarias para acceder a
otros niveles de placer. Entonces, se ajustan a lo conocido. Otras, en
cambio, no se animan a plantear variedades por inhibiciones personales o
por temor a cómo podría reaccionar el otro.
No siempre existe el mismo grado de apertura para hablar, proponer, o
disfrutar del sexo con libertad. Aún así, las personas se animan más
que antes a romper con la rutina y a probar distintas alternativas.
Tomar la iniciativa para salir de la cama y explorar otros sitios para
el placer puede ser una aventura excitante.
Algunas variantes
1) En el edificio. El ascensor es un buen lugar para dar comienzo al
juego erótico. También los balcones, jardines y terrazas son sitios a
explorar.
2) Sobre el lavarropas. Sentarse arriba de este electrodoméstico
mientras hace el centrifugado incrementa la excitación, como sucede con
cualquier objeto que vibre. De ahí que existan camas con distintos
niveles de movimientos.
3) Al aire libre. Es muy placentero, tanto de día como de noche. Se
convierte en fuente de goce por la amplitud del espacio, la vivencia de
libertad y las sensaciones que provocan los estímulos naturales cuando
actúan sobre los cuerpos desnudos.
4) El clásico: el hotel alojamiento. Por las connotaciones de
“trampa” u ocultamiento, algunas mujeres los rechazan, pero de todos
modos son la alternativa más buscada fuera de casa. Ofrecen distintas
opciones, algunas simples y económicas, y otras con más servicios, como
una cena, el jacuzzi o el pernocte.
5) El auto. Es uno de los preferidos de los hombres, que suelen excitarse por el riesgo.
6) El baño de un boliche. Al igual que el punto anterior, está entre
los favoritos masculinos. Es posible que en ellos las fantasías
voyeuristas, es decir, la probabilidad de ser visto por otros,
incremente la jactancia, uno se los aspectos de la virilidad.
7) Sólo para atrevidos. Otros prefieren indagar en lugares oscuros,
pero concurridos, o en sitios desolados como obras en construcción o
terrenos baldíos. Aclaremos que los medios urbanos cuentan con más
alternativas que los rurales, donde la naturaleza y la intemperie sirven
muchas veces de testigo.
8) Bien apretados. Los lugares chicos, como el guardarropas, el
ascensor o el lavadero, son variantes a explorar, aunque es raro que una
pareja que tenga otras opciones cómodas opte por ellos. Sirven para
casos de “urgencias”.
9) Cualquier rincón de la casa. Hay sitios que rompen con los lugares
conocidos, como el baño (se puede compartir la ducha o un baño de
inmersión), la cocina (sobre la mesa o apoyados en la mesada) y el
sillón del living.
10) En el cuarto… ¡Pero renovado! El dormitorio ha sido el lugar
clásico por excelencia y podría tener muchas nuevas opciones, sobre todo
cuando cuesta dejarlo. Podemos convertirlo en un espacio sugerente con
luz tenue, colores cálidos y una melodía envolvente. Otra propuesta para
el cambio es animarse a ver juntos una película erótica.
Hay muchos lugares que quedan más en el terreno de las fantasías,
porque son difíciles de acceder. Un claro ejemplo es el baño de un
avión.
En todos los casos, hay que saber relajarse y “abrir los poros a lo
nuevo”. Estamos tan habituados a hacer el amor en los mismos lugares,
con los clásicos objetos que sirven de marco al encuentro, que nos
cuesta abrirnos a nuevas opciones.
Es imprescindible explorar puntos de placer, comunicar lo que nos
gusta, tomar la iniciativa cuando existen ganas y no esperar a que el
otro lo haga, resguardar la intimidad, tratar de hacerse el tiempo para
un encuentro más prolongado y, por supuesto, proponer lugares novedosos.
Por el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y psicoterapeuta,
autor de “Amores ansiosos y otras cuestiones del amor”, de ediciones
Lea.
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