Existen una serie de pautas que se pueden poner en práctica para que los niños cumplan una orden.
Es
comprensible la desesperación de muchos padres al ver a su hijo
impasible cuando le dan una orden. Los niños no son un robot y no
podemos pretender que cumplan un mandato de manera inmediata, pero sí es
posible que aprendan a asimilar que tienen que ser obedientes. ¿Cómo
conseguirlo? Los experos en la materia aconsejan una serie de pautas:—Los
padres deben ser conscientes de la edad que tiene su hijo, no es lo
mismo dar una orden a un niño de dos años que a uno de siete. Hay
que adecuar las órdenes a la edad del niño.
—Si
se ha dado una orden y el niño no tiene mucha intención de cumplirla
—por ejemplo, «¡guarda las pinturas que has tirado al suelo!»—, los
padres nunca deben acabar recogiendo las pinturas. Él se percatará que
si no lo hace, lo harán los padres. Es preferible acudir a otras
tácticas y decirle: «¿quieres que te ayude a guardar las pinturas?». Se
le ayudará sólo un poco al principio, pero debe ser él el que realice la
mayor parte de la orden para que se dé cuenta de que puede —y debe—
hacerlo.
—Utilice una
voz serena cuando haga un mandato. Es más fácil que el niño lo cumpla
si percibe una voz agradable que una actitud amenazante. Intente ser
positivo. Es más efectivo decirle «si te pones el pijama te cuento un
cuento» a «como no te pongas el pijama, no hay cuento esta noche».
—No pierda nunca el control y la firmeza.
—Lo
ideal es no tener que repetir la orden más de una vez pero, si no le
queda más remedio que hacerlo, informe al niño de las consecuencias
positivas y negativas de sus actos: «si dejas de patalear seguiremos
jugando; si sigues no podremos seguir con el juego».
—Cuando
el niño es desobediente y cumple una orden se le puede estimular
con pequeñas recompensas que no tienen que ser materiales, sino
afectivas —«lo has hecho fenomenal, eres un campeón», «ven, dame un
fuerte abrazo»...
—Resulta
también efectiva la cuenta atrás. «Te cuento tres para que vayas a
lavarte los dientes: uno... dos... y tres». En muchos casos, y
dependiendo de la edad del pequeño, da resultado y cumple antes de que
se diga tres, y eso que no se le ha anunciado qué es lo que pasará si no
cumple al final de la cuenta atrás.
—Si
ha recurrido a la técnica de la cuenta atrás y no ha cumplido, algunos
expertos recomiendan que sean los padres los que sin mediar palabra den
por hecho que el niño lo va a cumplir. Por ejemplo, si se le ha dicho
reiteradamente que vaya a limpiarse los dientes y no lo hace, el padre
puede coger al niño, llevarle al baño y poner la pasta de dientes en el
cepillo y dárselo. Es muy probable que, como un acto reflejo, coja el
cepillo y se lave los dientes.
–Pero,
si no lo hace, y siempre dependiendo de la edad, se le llevará a un
rincón o a una habitación para que esté allí solo un rato. Los expertos
recomiendan que se ignore al niño en estos casos tantos minutos como
años tenga. Este tiempo será suficiente para que reflexione que ha hecho
algo mal y que los padres están enfadados y por eso le ignoran.
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