La moto comprada por el narcotraficante colombiano es una de las piezas más valoradas del Museo de la Policía en Bogotá.
Museos hay muchos en Bogotá, pero el de la
Policía es caso aparte (Carrera, 9 9-27. Visitas guiadas gratuitas).
Empezando por donde se encuentra, un bellísimo edificio de 1923 de
estilo republicano francés en pleno centro de la ciudad declarado
patrimonio histórico nacional, y siguiendo por los objetos tan curiosos
que exhibe dentro.
¿Y qué objetos son esos? Hay muchos: un carro
prisión de 1912; una moto alemana de la II Guerra Mundial que apareció
como por arte de magia en la localidad costera de Buenaventura, un
bolígrafo calibre 17 de un solo tiro con el que un universitario de
Medellín soñaba con agredir a un profesor, una colección de 400 armas
-muchas decomisadas al Cartel de Medellín- y algunas de fabricación
artesanal, balas de cañón en roca volcánica de la colonización,
distintivos, condecoraciones, uniformes de medio mundo y también el de
la primera mujer piloto de Colombia, placas, carnés, radios antiguas y
de última generación, y un montón de cosas más.
Pero para
mí lo mejor está en el sótano: la Harley Davidson de 1990 y 1100 cc. que
Pablo Escobar introdujo ilegalmente en el país y regaló a su primo y
testaferro Juan Enrique Urquijo Gaviria, alias El arete, que fue
incautada por la Policía años después en una discoteca de Medellín. La
moto, que era roja pero ahora es más bien rosada por el desgaste del
sol, tiene grabados en oro en la tapa del motor, el espejo retrovisor y
el medidor del aceite, además de tachuelas de plata en el sillín.
De
Escobar hay más objetos decomisados: la pistola color plata fabricación
italiana de 9 milímetros que guardaba siempre en su tobillo izquierdo,
su teléfono móvil del que en esa época solo existían unos pocos en el
mundo, su beeper –un modelo que ni siquiera había llegado a
Latinoamérica- y una mesa con un compartimento secreto donde guardaba
droga, armas y dinero en efectivo. Cuentan que Escobar mandaba matar a
los carpinteros que le hacían este tipo de muebles para que no lo
delataran.
Si uno visita este Museo tampoco hay que dejar de
subir a su terraza: las vistas de la Catedral, los cerros que rodean
Bogotá, el santuario de Montserrate y el barrio de la Candelaria son
impresionantes.
Siguenos a traves de nuestro twitter @elparroquiano
No hay comentarios.:
Publicar un comentario