Los abrazos, las caricias y las muestras de afecto pueden aumentar la
capacidad del cerebro para construir el sentido de propiedad del cuerpo
y, a su vez, desempeñan un papel en la creación y el mantenimiento de
un sano sentido del “yo”.
Estos descubrimientos fueron realizados por la doctora Aikaterini
Fotopoulou de la Universidad “College London” y doctor Paul Mark
Jenkinson del Departamento de Psicología de la Universidad Hertfordshire
en el Reino Unido .
El estudio, publicado en Frontiers of Psychology, analizó 52 adultos
sanos por medio de una técnica experimental conocida como la “ilusión de
la mano de goma”, en el cual una mano falsa es colocada en lugar de la
mano real y el cerebro es engañado para creer que una mano de goma es la
mano real de la persona. Este método demuestra la naturaleza cambiante
de la percepción que el cerebro tiene del cuerpo.
Un contacto afectivo se caracteriza por la lenta velocidad de
estimulación táctil de la piel (entre 1 y 10 cm por segundo) y ha sido
relacionado previamente con emociones agradables; así mismo, reduce los
síntomas emocionales como la ansiedad en ciertos grupos de adultos y
niños.
De acuerdo con Eurekalert, los investigadores querían saber si las
caricias afectarían la comprensión que el cerebro tiene del cuerpo. El
equipo utilizó “mano de goma” incorporando diferentes tipos de
contacto: un toque lento sincronizado y asincronizado, un toque
afectivo, un contacto neutral con patrones sincrónicos y asincrónicos.
Igualmente, se les pidió a los participantes que completaran un
cuestionario para medir su experiencia del experimento.
Los resultados confirmaron hallazgos descubiertos previamente: un
contacto ligero es considerado como más satisfactorio. Además, el
estudio demostró que a través de un contacto lento, los participantes
fueron más propensos a creer que la mano de goma era su mano real en
comparación con al toque neutral rápido. La percepción del tacto
afectivo en el cerebro es parte de una serie de señales que ayudan a
monitorear la homeostasis.
Este estudio provee evidencia para apoyar la idea de que las señales
interoceptivas como el contacto afectivo juegan un papel importante en
cómo el cerebro aprende a comprender y construir una imagen mental del
propio cuerpo, lo cual ayuda a crear un sentido coherente sobre uno
mismo. La disminución en la percepción de estas señales se han
relacionado con problemas de imagen corporal, dolor inexplicable,
anorexia nerviosa y bulimia.
Un roce afectivo se recibe típicamente de un ser querido; estos
resultados destacan cómo las relaciones implican comportamientos que
pueden ser cruciales crucial en la construcción de sí mismo”, indicó
Laura Crucianelli, investigadora de este estudio.
El siguiente es examinar si la privación de señales sociales, como el
tacto afectivo de los padres durante el desarrollo temprano, también
puede dar lugar a anomalías en la formación de una imagen corporal
saludable y un sano sentido de sí mismo, por ejemplo en pacientes con
trastornos de la alimentación como la anorexia nerviosa”, aseguró la
doctora Fotopoulou.
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