Un total de 64 niños y jóvenes han sido
identificados con elevado coeficiente intelectual y con inclinaciones hacia la
ciencia y la tecnología, según revelaron los responsables del programa Órbita
CI 130, de la Fundación Motores por la Paz, el cual es apoyado por el Instituto
Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic).
Provenientes de distintos
estados del país, 2 jóvenes cuentan con título universitario, 6 están cursando
estudios superiores, 20 educación media y diversificada y 36 educación básica. Todos
ellos son orientados por el mencionado programa.
Tal es el caso de Arbey López, oriundo de
Guasdalito, estado Apure, que con tan solo 19 años de edad es el matemático más
joven del país. Egresó con honores de la Universidad de Los Andes (ULA) e
iniciará una maestría en la Universidad Federal del Río de Janeiro este 2014.
Un talento de este tipo se asocia con la
posesión de un coeficiente intelectual superior a 130, lo cual hace que un
individuo tenga especiales habilidades cognitivas. Se estima que sólo un 2% de
la población mundial posee esta condición que si bien podría considerarse un
don, necesita ser guiado para maximizar los resultados.
En tres años de funcionamiento, el
programa Órbita se ha encargado de identificar a estos venezolanos y los ha
orientado de acuerdo con sus áreas de interés, además de brindarles tutorías
personalizadas que les ayuden en su desarrollo.
“El programa tiene el espíritu de
garantizar el talento. Nosotros desplegamos esta iniciativa para identificar,
diagnosticar y asistir a personas que comparten una cualidad de nacimiento: un
coeficiente intelectual de 130 o más”, informó Gerardo García, presidente de la
Fundación.
Según explicó el subdirector del Ivic,
Alexander Briceño, la afinidad por el tema científico de los niños y jóvenes ha sido crucial para que la
institución apoye este programa, a través de distintas acciones.
El Ivic ha ofrecido pasantías en
laboratorios y organizado jornadas de
atención psicosocial, talleres experimentales, entre otras actividades. “El
apoyo del Ivic es trascendental. Al tener todos los integrantes del programa
vocaciones científicas, ellos encuentran en el instituto nichos de desarrollo y
pueden conocer además las necesidades de investigación del país”, señaló
García.
En
proceso de identificación
Durante el último año, 4 mil familias
acudieron a la fundación para recibir asesoramiento. De este grupo, 500 niños y
adolescentes fueron preseleccionados para realizar los últimos test que
permitirán conocer su coeficiente intelectual.
Los primeros 300 realizaron las pruebas
en la sede del Ivic. Todos ellos cumplieron con el siguiente perfil: leyeron
fluidamente y realizaron operaciones básicas como sumar y restar antes de los 4
años y reconocieron los colores antes de los 2 años.
Tal es el caso Andrea Ponsot García,
quien con diez años de edad demuestra una gran vocación musical. Desde los 6
años estudia piano y a partir del próximo mes de septiembre cursará el sexto
grado de educación primaria, en Mérida.
“Creo que desde que estaba en la barriga
de mi mamá me gusta la música. Además mi papá siempre colocaba Beethoven”,
señala.
Más allá de conocer el coeficiente
intelectual de la niña, su mamá Elizabeth García, busca orientación psicológica
para ayudarla a tener mejores relaciones con niños contemporáneos a su edad.
También Saraí Farías solicitó orientación
al ente. Su primer hijo, Abraham de 9 años, ingresó en el 2013 al programa.
Este 2014, su hija Sara Isabel fue evaluada. Los dos tienen una gran capacidad
para memorizar eventos y excelente rendimiento escolar.
De acuerdo con el director del programa
Órbita CI 130, Jorge Portilla, es necesario ofrecer a los padres y
representantes las herramientas para que puedan apoyar el talento del niño o
joven con este tipo de condiciones.
Este programa, ofrece
la ayuda necesaria para que estos chicos tengan las mejores relaciones con su
entorno y círculo familiar. Algunas veces, explica el experto, ellos pueden
despreciar las capacidades intelectuales de su círculo o ser sobrevalorados por
sus familiares.
“Debemos
desmitificarlos y quitar ese halo de perfección que rodea a un niño o joven con
talento superior. Sólo cuentan con una capacidad de procesar información mayor
que el resto pero no sirve nada si esa capacidad no está ligada al estudio, a
la curiosidad, a la disciplina o constancia en un trabajo”, señaló García.
Si conoce algún niño
con alguna característica particular, como lectura y habilidad numérica
temprana, destreza para juegos como laberintos y ajedrez, puede escribir a la
Fundación Motores por la Paz, al correo electrónico
info@fundacionmotoresporlapaz.org o a la dirección de twitter @orbitaci130.
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